Ph. Marco Borggreve
El célebre pianista protagonizará un postergado y siempre ansiado reencuentro en la temporada de conciertos del Mozarteum Argentino.
Compartimos un fragmento de la entrevista que el artista nos concedió antes de sus recitales y que estará incluida en la revista Música Clásica 3.0 #38 - Septiembre 2022
Por Julián Guzzo
Nelson Goerner, en palabras del Daily Telegraph “uno de los más grandes pianistas vivientes”, regresa al país con recitales en diversas localidades entre las que se incluye San Pedro, la ciudad donde comenzó su vida musical.
En particular, el 5 de septiembre oficiará como solista una velada en el Teatro Colón de Buenos Aires con obras de Isaac Albéniz, Claude Debussy y Frédéric Chopin, fundamentales para el desarrollo del lenguaje pianístico.
De esta manera, se prolonga el vínculo de Goerner con el Mozarteum Argentino, institución que acompañó los inicios de su carrera internacional con una beca para estudiar en Suiza.
En este fragmento de la entrevista, el artista brinda detalles de un programa que evoca atractivas imágenes y colores a través del piano, y se distancia de la figura del especialista de un repertorio determinado.
– ¿Cómo fue tu relación con Argentina durante la pandemia?
– A pesar de la pandemia, siempre me las arreglé para venir porque acá tengo a mi familia. Pero continuaba la frustración de no poder presentarme para tocar y, después de reprogramarlo tres veces, el concierto del 5 de septiembre es un muy ansiado reencuentro con el Mozarteum, el público porteño y la gente que me sigue desde hace mucho, con la que tengo un vínculo fuerte. Cada vez que vengo a tocar al lugar donde nací y me formé es una experiencia realmente única, distinto a cuando uno va a otro lado donde no tiene este caudal de afectos.
– Y regresás con una gira: antes de presentarte en el Colón pasás por Córdoba y San Juan.
– Sí, y también hago un concierto en San Pedro el 9 de septiembre, por el aniversario de la Biblioteca Popular Rafael Obligado que cumple 150 años. Es un espacio físico muy querido, iba ahí de chico a consultar libros y estudiar. El repertorio va a ser un poquito distinto al de Buenos Aires, pero la esencia es la misma.
– Al final, la reprogramación sirvió para que se junten todos estos eventos (risas). Entonces, hablemos del repertorio en el Colón: incluís Estampes de Debussy e Iberia de Albéniz, dos obras que tienen un claro lenguaje evocativo, ¿podés contar acerca de esta elección?
– Manuel de Falla definía como un milagro a la segunda de las Estampes de Debussy: “La soirée dans Grenade”. Él decía que era increíble que un compositor que nunca había puesto los pies en España, como Debussy, hubiese tenido esa visión alucinante que plasmó en la obra a través de su intuición y genio creador. Las imágenes que evoca, los lugares, inclusive los perfumes son increíbles.
Debussy, además, era un gran admirador de Iberia de Albéniz. De hecho, en su función de crítico musical, escribió varios artículos acerca de las piezas que componen los cuadernos. Sobre “Eritaña”, que es la última pieza del cuarto cuaderno que incluí en el recital, dijo que era una de las obras más fascinantes y que marcaba una nueva concepción del piano no conocida hasta entonces.
Y es cierto, es una obra revolucionaria en la historia del instrumento. Entonces es muy significativo llevar a la luz ese nexo tan importante entre Debussy y Albéniz.
– Sin duda, es un repertorio dedicado al piano y su modernidad. Y, si hablamos de revoluciones, también está Chopin.
– Sí, Chopin va a estar en la primera parte del concierto con las cuatro Baladas, que no necesitan ningún tipo de presentación. Es un corpus musical y pianístico que no tiene ninguna arruga: no sólo no envejece, sino que también tiene una perennidad, un atractivo y una profundidad sin límites. Uno lo puede estudiar toda la vida y siempre descubrirle algo nuevo: un matiz, una inflexión, un nuevo color…
– La interpretación sigue madurando.
– Por supuesto, podemos decir lo mismo de todas las grandes obras de la historia de la música. Pero yo creo que, para todo pianista, las Baladas son uno de los grandes challenges desde el punto de vista musical y pianístico.
– Chopin es un autor que frecuentás y al que se te relaciona bastante, incluso con reconocimientos por parte de Polonia. ¿Cómo considerás que se construyó este vínculo?
– Es algo que se dio naturalmente. Cuando uno está en un período de formación te estás construyendo tu repertorio y, al mismo tiempo, explorás tu personalidad musical. Entonces, hay afinidades que se dan solas ya sea por temperamento, gusto o intuición, pero que obviamente se trabajan, y mucho. Es ahí donde uno va encontrándose con ciertos autores, y justamente con Chopin me pasó de manera fuerte desde que empecé a estudiar su música en profundidad, a partir de los 15 o 16 años.
No considero que Chopin sea una especialidad mía, porque no soy un especialista de un repertorio o de un determinado compositor. Una cosa es que haya una afinidad real y de ahí la asociación del público con tal o cual compositor. Pero a mí siempre la idea de especialista me pareció un poco… no es algo que yo buscara. Siempre he admirado pianistas que han tenido un repertorio muy muy amplio y no justamente el caso de especialistas.
– Tu debut en el Colón fue con Liszt a los 17 años, ¿cómo recordás esta experiencia?
– El debut en el Colón a los 17 años es muy fuerte, a uno lo marca y lo recuerda de por vida. Nunca había tocado con orquesta, estaba estudiando con Juan Carlos Arabian y él me preparó con el Concierto n° 1 de Liszt. Ese año, en el 86, se cumplían los 100 años de la muerte del compositor y acá, en Buenos Aires, se hizo un concurso que tuvo una sola edición, si bien parece que fue pensado para que perdure en el tiempo. El premio era justamente el debut del ganador en el Colón con la Filarmónica de Buenos Aires en el último concierto de la temporada. Aparte, era un aniversario importante de la Filarmónica (cumplía 40 años), entonces tenía varias connotaciones significativas también para la orquesta.
– Siempre se juntan todas esas fechas.
– Por supuesto, era una ocasión de mucha presión.
– En esta oportunidad, vamos a escucharte tocar obras exclusivamente para piano, ¿preferís tocar solo o acompañado?
– Son vivencias muy distintas y se complementan en la vida de un artista. Entiendo que uno prefiera no estar solo en un escenario porque la soledad que representa un recital es algo realmente muy fuerte. Aparte, el hecho de compartir y de hacer música con otras personas, cuando se da esa alquimia y esa magia, es muy enriquecedor.
Creo que como experiencia el recital no se puede comparar con ninguna otra, ni siquiera tocando uno de los conciertos más difíciles del repertorio. Estás solo durante una hora y media en el escenario, abordando distintas obras. Reconozco que me encanta el recital, es un desafío tremendo, pero me gusta afrontarlo.
Entradas en venta en la boletería del teatro y online
https://mozarteumargentino.org/conciertos/nelson-goerner-piano
Mozarteum Argentino – Conciertos 2022
Teatro Colón de Buenos Aires
Lunes 5 de septiembre, 20 hs.
Nelson Goerner, piano.
PROGRAMA
FRÉDÉRIC CHOPIN (1810-1849)
Balada n.1 en Sol menor, Op. 23
Balada n.2 en Fa mayor, Op. 38
Balada n.3 en La bemol mayor, Op. 47
Balada n.4 en Fa menor, Op. 52
CLAUDE DEBUSSY (1862-1918)
Estampes
ISAAC ALBÉNIZ (1860-1909)
Iberia, Cuaderno IV
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