Entrevista a Haydée Zipman, primera mujer violinista de la Orquesta Estable del Teatro Colón

Haydee Zipman en la legislatura

En noviembre de 2022 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declaró Personalidad Destacada de la Cultura a Haydée Zipman, quien protagonizó conciertos desde temprana edad y el hecho histórico de ser la primera mujer violinista de la Orquesta Estable del Teatro Colón.

Por Julián Guzzo

 

“Mi voz siempre fue el violín”

A pocos meses de la inauguración del voto femenino en las elecciones presidenciales de 1951, Haydée Zipman, una joven violinista de 22 años con gran experiencia en conciertos ingresó por concurso público y abierto a la Orquesta Estable del Teatro Colón.

De esta manera, el organismo sumó a una mujer en sus filas mucho antes de que lo hicieran legendarias orquestas como la Filarmónica de Viena o la de Berlín, que mantuvieron la exclusividad masculina por largo tiempo.

Fotografías, autógrafos de grandes directores y hasta un libro que el pintor Quinquela Martín dedicó a la artista cuando la homenajeó en su casa, acompañan la lúcida memoria de la violinista que destinó cuatro décadas de su vida a la Orquesta Estable.

Pero Haydée nunca se alejó del Teatro Colón, porque sólo tiene que cruzar una calle para estar frente a ese segundo hogar del cual se muestra orgullosa y en donde vivió momentos que hoy comparte en esta nota.

-Durante sus primeros años como violinista, ¿tenía como objetivo particular ingresar a la Orquesta Estable?

-No, era solista, pero mi hermana se enteró del concurso para formar parte de los segundos violines y me insistieron, ¡yo pensaba que no iba a entrar! En la orquesta eran todos hombres y más grandes, a excepción de las arpistas. Entré y, pasados dos años, se jubiló uno de los primeros violines, entonces me presenté a un nuevo concurso: un concierto más que yo tenía que dar.

-¿Recuerda qué obras interpretó en esta primera instancia?

-Toqué el primer movimiento del Concierto para violín de Tchaikovsky. Luego me pidieron el segundo y Pedro Napolitano, solista de la orquesta, me alcanzó una partitura para que lea a primera vista, que es la instancia más importante porque demuestra la rapidez mental. Era parte de una ópera de Wagner y, como estaba acostumbrada a tocar Moto perpetuo de Ries y Paganini con muchas semicorcheas, me fue muy bien. A la semana siguiente de la primera prueba me presenté con el tercer movimiento del concierto de Tchaikovsky y, nuevamente, la lectura a primera vista.

Haydée Zipman de niña con violín
Haydée Zipman en su infancia junto al violín. Gentileza de la Sra. Zipman
-¿Cómo vivió la experiencia de ser la primera violinista de la orquesta?

-No solo era mujer, sino que era muy joven. Fue una entrada muy cálida, ya me conocían por muchos conciertos que había dado en años anteriores, y aprendí muchísimo de todos porque la experiencia que tenían era maravillosa y estábamos muy ensamblados.

Además, amábamos el Colón. Llegamos a tener tres ensayos diarios durante seis años. Uno se levanta y empieza a estudiar porque se siente estimulado por el teatro, los compañeros y la competencia que es muy, muy, grande.

-En ese momento, ¿se percibía a sí misma como una pionera en visibilizar a las mujeres en la orquesta?

-Tenía 22 años, parecía menos. No tenía mucho mundo más que mi familia y el violín, entonces en ese momento no me daba cuenta. Pero una vez que obtuve el puesto me dijeron que de mí dependía que entraran las demás mujeres.

Recuerdo que iba caminando por la calle Esmeralda y, de la vereda de enfrente, una señorita que luego supe que era violinista me dice:  “¡Haydée, cómo te admiro, cómo quisiera estar en tu lugar!”. No me olvidé nunca de eso.

Junto a sus compañeros Víctor Hormaechea, Alberto Varady, Miguel Mittelman y José Lépore
-Seguramente esos momentos eran una motivación extra.

-Estudiaba entre 8 y 10 horas por día. Tal vez, mi voz no la conocían, pero siempre fue el violín.

Cuando pasé a los primeros violines, llegué a mi casa y esa noche no me acosté, estuve practicando. A veces, soñaba que me olvidaba una parte del concierto, entonces iba despacito a la madrugada y ponía un broche de ropa en el puente del violín como sordina. No sé si era demasiado exigente, pero la responsabilidad era muy grande.

-Por todos estos motivos la Legislatura Porteña la reconoció como personalidad destacada de la cultura. ¿Cómo se sintió?

-Para mí fue lo máximo, estoy muy agradecida de tener este reconocimiento en vida.

Haydée Zipman y el diputado
Haydée Zipman y el diputado Claudio Romero en el acto de reconocimiento en la Legislatura de CABA
-Una vida dedicada a la música que comenzó mucho antes de ingresar a la Estable, con varios conciertos en los que frecuentemente era acompañada por su hermana pianista (Elena Zipman) ¿Qué lugar tenía la música en su familia?

-Papá (Cúneo Zipman) era rumano, un amante de la música y el violín era el instrumento que más le gustaba. Sobre todo, en la zona de Polonia y Rusia el violín se desarrolló en el klezmer (N. del R.: música originada en la tradición askenazí de Europa del Este) y después se perfeccionó. Le pedí tocar y, como el atril era alto, me subió a un banquito para probar y luego me compró un cuarto de violín muy chiquito que me encantaba.

Una vez que fui madre y tenía los tres ensayos diarios nos vinimos a vivir cerca del Teatro Colón. Antes, cuando estábamos en Villa Urquiza, iba a ver a los chicos 15 minutos y me volvía para el siguiente turno.

-Al estar en la Orquesta Estable por casi cuarenta años, ha vivido distintas etapas del Colón, desde cambios de gestiones a visitas de artistas estelares. ¿Hay alguna circunstancia que la marcó especialmente?

-Sí, la tragedia aérea de nueve bailarines estrellas del Teatro (ocurrida el 10 de octubre de 1971). Y en cuanto al arte, todas las actuaciones que se realizan en su sala son de primer nivel: venían directores de distintos países a hacer temporada. Empezaban con conciertos, seguía la ópera italiana, francesa y, al final, la alemana. Cuando estaba practicando en los segundos violines, el director Albert Woolf salió del podio, vino caminando y me saludó en francés con un beso en la mano. Nunca me había pasado una cosa así, me quedé sorprendida.

la violinista Haydée y la pianista Elena Zipman
Las hermanas Haydée y Elena Zipman
-¿Realizó alguna de las giras al exterior con la Estable?

-No pude, por complicaciones familiares. Por ese motivo, mi hija más tarde me invitó a hacer un viaje en donde visitamos varios teatros europeos.

Luego de pasar por una etapa de mucho estudio y actividades musicales. Ahora, ¿qué le gusta hacer?

-Disfruto de estar con mi hija, mi hijo, mis nietos… también tengo dos bisnietos. Una etapa termina y empieza otra diferente, pero tan linda como es la familia. Además, en estos momentos, también estoy estudiando italiano.

La versión original de la entrevista está incluida en la revista impresa MusicaClasicaBA #12

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