Ph. Magnus Contzen
El Mozarteum Argentino trae de regreso a la Camerata Salzburg, una de las orquestas de cámara más célebres en la actualidad. Con el debut en el Teatro Colón de uno de sus concertinos, Giovanni Guzzo, interpretarán piezas de Johann Christian Bach, Franz Schubert y Wolfgang A. Mozart.
Por Julián Guzzo
Por un lado la paradisíaca Isla Margarita, en donde nació; por otro, la legendaria isla de Sicilia, de donde proviene su familia. El violinista ítalo-venezolano Giovanni Guzzo se define así como una persona “de mar” y, también, como un privilegiado por desarrollar una carrera musical que se nutre de múltiples facetas.
En su séptima visita para el Mozarteum Argentino, la Camerata Salzburg hace gala de una estructura de músicos que en 2016 decidió prescindir de la figura de un director principal. Entre los intérpretes también se encuentra la violinista tucumana Sofia Roldán Cativa, ganadora de la beca Teresa Grüneisen del Mozarteum Argentino.
Giovanni Guzzo es conciso para describir las características únicas de la agrupación que lidera como concertino junto a Gregory Ahss. En su rol como solista y director musical anticipa el programa de una función imperdible, comparte sus inicios musicales y, antes de conocer Buenos Aires, desliza sus vínculos con la cultura popular argentina.
-¿Cómo fueron tus primeros años de formación en Venezuela?
-Venezuela es una “olla a presión” de talentos. Tuve la gran bendición de pertenecer a esa generación de oro, cuyo gran referente es Dudamel. Si bien no fui parte del Sistema (que fundó Abreu), estuve en un proyecto paralelo que inició un violinista checo llamado Emil Friedman.
En ciertos aspectos, era un poco parecido al Sistema porque no solo era un evento intelectual y artístico, sino que era un acontecimiento social. Crecías tocando en conjunto con otras personas, incluso piezas orquestales. Ahora me doy cuenta de lo importante que fue experimentar y disfrutar, de verdad, la música. Era un placer y un juego más que teníamos, igual que el fútbol o el baloncesto.
Gracias a esa diversidad han surgido muchos talentos y, además, el Sistema fue capaz de visibilizar en el mundo lo que estaba pasando en el país.
-En una oportunidad mencionaste que “en la actualidad se esperan músicos completos”, ¿podrías profundizar esta idea?
–En mi caso, me he beneficiado mucho al desarrollar varias facetas en mi carrera. Por supuesto toqué en orquesta, pero también he hecho música de cámara y participo como solista y director. En la Camerata Salzburg tocamos la mayoría de las veces sin la figura de un director que esté al frente del conjunto. Esta es una de las atracciones principales porque ofrecemos presentaciones que se crearon de una manera bastante democrática.
Desde sus inicios, la Camerata se nutrió de trabajar con directores excelentes desde Bernhard Paumgartner, que fue el fundador, hasta Sándor Végh, que le imprimió una identidad a nuestra orquesta que todavía muchas personas reconocen. Todos dejaron una huella en nuestra manera de tocar y de ver la música. Luego llegó el momento en que la orquesta decidió continuar y desarrollar esa identidad entre los músicos mismos.
-Se trata de un grupo musical muy integrado, ¿cómo te resulta tocar con la Camerata a nivel personal?
-Ser parte de esta orquesta con alrededor de treinta músicos que son grandísimos artistas -treinta Lionel Messi-, es una de las mayores satisfacciones. Desde mi rol de concertino cumplo una función que, en este caso, se asocia más a la tarea de un escultor. Poco a poco lo que hacemos es ir dando forma a todas las increíbles ideas que se generan alrededor en una dinámica que solo he encontrado en esta orquesta.
-Ya sea en discos, festivales o en el próximo concierto en el Colón, la figura de Mozart constituye un núcleo de sus programas, ¿qué vínculo establecen con el compositor?
-Esa es otra de las características especiales de la Camerata. Tenemos una relación muy íntima con nuestra ciudad, Salzburgo, que es nuestra base de trabajo y la cuna de Mozart. Desde su creación, la Camerata desarrolló una manera de tocar su obra que es muy especial.
Como artista joven, lo que destaco de la orquesta es que hay un balance perfecto entre la tradición de los músicos que han trabajado con nuestros directores anteriores y la gente nueva. Es muy bonito verlo como una tradición de familia que pasa de generación en generación.
Giovanni Guzzo
-El concierto de este lunes abrirá con una pieza de Johann Christian Bach, compositor influyente para el desarrollo del estilo clásico de Mozart, ¿qué pensás que hay que tener en cuenta para abordar la obra?
-Fue un gran amigo de Mozart y tenían una admiración mutua. La Sinfonía en sol menor está llena de contrastes que anticipan el movimiento Sturm und Drang (tormenta e impulso), como se conocería más tarde. Genera un claroscuro no solo en cuanto a las dinámicas sino entre los carácteres.
-También es conocido como el «Bach de Londres». Me lleva a preguntarte, ¿cómo fue tu experiencia en la Royal Academy of Music?
-Luego de una etapa en la Escuela Reina Sofía en Madrid, llegué a Londres para estudiar con uno de los grandes inspiradores de mi vida, el maestro Maurice Hasson. Ahora tendrá cerca de 90 años y sigue practicando violín diariamente, descubriendo nuevas digitaciones y maneras de frasear, con un amor que inspira.
-¿Y cómo va a continuar el concierto en Buenos Aires?
-Con el Concierto para violín en la mayor de Mozart, que es uno de los favoritos del público. Tiene ese constante carácter del compositor que se acerca a la ópera y, también, se incorpora a la moda de la época con los perfumes turcos del tercer movimiento. Luego haremos otra obra inmensa que es la Quinta Sinfonía de Schubert, una pieza que también está muy cerca de nosotros porque la tocamos bastante a menudo. Es un homenaje a Mozart, especialmente en ese segundo movimiento, con frases que recuerdan a su estilo pero matizado por Schubert.
-En 2017 ya habías estado en Mendoza, ¿no?
-Sí, estuve con la orquesta (de la UnCUYO) y me enamoré de Argentina. De hecho, llevo muchos años enamorado de Argentina porque soy bastante cinéfilo y uno de mis actores favoritos es Ricardo Darín. Hay tanto arte en el cine argentino. Nunca he tenido la ocasión de estar en Buenos Aires, así que estoy contando los días para el viaje.
-¿De qué películas te acordás?
-El Secreto de sus ojos es una película que para mí es poesía. Recientemente, también vi Argentina 1985, una película muy bien actuada que me hizo llorar y emocionar. Es muy importante contar siempre estas historias para las nuevas generaciones que quizás no saben todo lo que se vivió en esa época y lo fuerte que fue el pueblo argentino. De verdad, inspira y te hace soñar, porque si se logró algo tan importante fue por gente que tuvo cojones, como dicen los españoles. Nunca hay que olvidarse de lo que uno es, uno es la consecuencia del sacrificio que antes hizo mucha gente.
Desde el punto de vista cinematográfico y actoral es muy bonito ver cómo, desde un punto tan sutil con pocos detalles, se puede crear algo tan grande. Me llena de emoción verla y me inspira. Así que si está Darín por Buenos Aires que venga al concierto (risas).
-¿Algún otro proyecto con la Camerata?
-Ahora estamos en una especie de luna de miel porque acabamos de anunciar una colaboración de la orquesta durante los próximos tres años con Hélène Grimaud y Janine Jansen. Ojalá podamos traer uno de estos proyectos a la Argentina.
Mozarteum Argentino 2023
Lunes 5 de junio – 20 hs. – Teatro Colón
Función 2
Camerata Salzburg
Giovanni Guzzo, violín y dirección musical
Programa
Johann Christian Bach
Sinfonía en Sol menor, Op.6 n.º 6
Wolfgang Mozart
Concierto para violín y orquesta n.º 5 en La mayor, K. 219
Franz Schubert
Sinfonía n.º 5 en Si bemol mayor, D. 485
Entradas y más información en: https://www.mozarteumargentino.org/concierto/camerata-salzburg-2022/
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