Recordamos al músico italiano repasando cuatro composiciones inolvidables.
El 10 de noviembre de 1928 no es un fecha más en el calendario. Aquel día nació un verdadero prócer, un prócer que reúne melómanos y cinéfilos alrededor del mundo. El mejor y más grande compositor cinematográfico de todos los tiempos: Ennio Morricone.
El 6 de julio de 2020 tampoco es una fecha más en el calendario. “Al amanecer del 6 de julio, en Roma, con el consuelo de la fe, murió Ennio Morricone”. Así lo anunció ese día, en nombre de la familia, el representante del compositor. .
Desde MusicaClasicaBA vamos a rememorar cuatro obras magnánimas de su prolífica y extensísima carrera.
Por un puñado de dólares (Per un pugno di dolari, Sergio Leone, 1964)
El Viejo Oeste queda en Italia y así es como suena, italiano. Sergio Leone nunca hubiera podido reformular el género si no hubiese contado con la música de Morricone para su legendaria “Trilogía del dólar”. Morricone agrega silbidos, látigos, campanas, trompetas, guitarras eléctricas y, de esta manera, crea la música de duelo por excelencia. Algunos rumores dicen que Leone narraba la historia en voz alta y Ennio se ponía a trabajar así sin más, demostrando que la música es un elemento esencial en la construcción de un relato.
Érase una vez en el Oeste (C’era una volta il West, Sergio Leone, 1968)
No íbamos a hablar de los westerns de Leone sin mencionar al más épico de todos y al que muchos consideran como su opus magno. Obviamente, el protagonismo musical se lo lleva la inquietante armónica de Charles Bronson, la cual confirma la coautoría de Morricone, y uno de los ejemplos más brillantes de como un elemento sonoro puede ser aplicado de manera integral, tanto a la esfera narrativa, como a la esfera de la simple contemplación.
La Misión (The Mission, Roland Joffé, 1986)
En sintonía con la temática del film y con la costumbre de sumar instrumentaciones heterodoxas (misión jesuita en sudamérica), Morricone escribe una partitura atmosférica y melódica accesible que no hace más que elevar el film de Roland Joffé. La obra condensa el sonido sinfónico de la Orquesta Sinfónica de Londres con la impronta autóctona de sicus, tambores y guitarras acústicas. La Misión es uno de las bandas sonoras más exitosas del compositor y reconocidas; multipremiada y con récords de ventas a nivel mundial.
Cinema Paradiso (Nuovo Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore, 1989)
Preparen sus pañuelos, porque van a llorar. Sin duda alguna, una de las películas más lacrimógenas de todos los tiempos. Si usted no lloró, es un robot.
La escena final, una de las mejores de la historia del cine, no sería lo mismo sin la perfecta pieza musical del señor Ennio Morricone. Emotiva y grandilocuente, una melodía inigualable que se traduce en nostalgia y romance.
Por Iván Gordin.