Beethoven
Estruendosos aplausos sonaron en cada rincón de la sala principal del Teatro Colón apenas Bruno Gelber puso un pie sobre el escenario. Acompañado de su asistente, se acercó con pasos cortos al piano, siempre sonriendo, saludó a su entusiasmado público, se acomodó en la butaca y posó sus manos sobre el teclado. Las primeras notas que contienen la esencia del tema principal del Concierto Nro. 4 de Beethoven se expandieron, intimistas, en el silencio de la sala.
La trilogía Romana de Respighi
Tras el intervalo, Arturo Diemecke dio inicio a la segunda parte de la noche saludando al público con su habitual gesto y con una breve introducción de lo que seguía: «Fiestas romanas», «Fuentes de Roma» y «Pinos de Roma», poemas sinfónicos del compositor Ottorino Respighi. La Filarmónica brilló de modo tal que los espectadores viajaron a través su sonoridad y color a aquellas festividades romanas: fanfarrias que evocan combates de gladiadores y banquetes de leones, pasando por procesiones de peregrinos y celebraciones llenas de danzas y cantos. Lo mismo sucedió con «Fuentes de Roma» y «Pinos de Roma», interpretados sin pausa, en los que la orquesta se lució con una sonoridad plena y sorprendente.
Por Caro Aliberti.