Entre valses y polcas, la última edición del Concierto de Año Nuevo incluyó el debut del coro de niñas, una frustrada protesta de activistas y controversias en torno a la elección de los directores.
Arrojar sopa de tomate a un van Gogh, pegarse al marco de La maja desnuda, son algunas de las llamativas formas de protesta que activistas ambientales utilizaron recientemente en museos, espacios que parecen destinados a la apreciación de las mejores obras de arte.
Una situación similar habría estado a punto de suceder este domingo en el evento más popular de la música sinfónica: el Concierto de Año Nuevo que brinda periódicamente la Filarmónica de Viena.
Después de dos temporadas marcadas por la pandemia, la edición 83 del Concierto de Año Nuevo se celebró sin restricciones sanitarias en la Sala Dorada de la Wiener Musikverein.
Con un programa compuesto por valses y polcas, mayoritariamente de los Strauss, el director elegido fue Franz Welser-Möst, quien por tercera vez se hace cargo del célebre concierto luego de las ediciones de 2011 y 2013.
En el público había numerosas personalidades, entre ellas el presidente federal de Austria, Alexander Van der Bellen, y el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, a pocos días de que las autoridades austríacas votaran en contra de la ampliación de la zona de libre circulación comunitaria a Bulgaria y Rumania.
Por lo tanto, sumado a la masiva trasmisión, el concierto era un lugar privilegiado para la difusión de cualquier discurso político.
Operativo policial en tiempo de vals
El domingo por la tarde un comunicado de prensa de la Policía Estatal informó que el concierto de Año Nuevo se celebró sin ninguna perturbación, luego de que los agentes expulsaran a seis activistas que se encontraban en el recinto antes del evento.
“Los seis activistas, dos hombres y cuatro mujeres, son ciudadanos austríacos y alemanes de entre 26 y 67 años. Entre ellos se encontraron pancartas y pegamento”, declara el informe.
En las redes, la organización Letzte Generation (Última Generación) se adjudicó los hechos. Tenían previsto hacer sonar la alarma de la sala y levantar una pancarta ante los políticos con la inscripción «faltan dos años» como llamamiento a la acción inmediata contra el cambio climático.
En 2022, activistas de la misma agrupación vertieron líquido negro sobre el cuadro Muerte y vida de Klimt en el Museo Leopold de Viena: «Los nuevos pozos de petróleo y gas son una sentencia de muerte para la humanidad», postearon en Twitter.
Cambios con un fondo de ausencia permanente
Dos aspectos se destacaron en el marco tradicional que presenta el Concierto de Fin de Año.
De las quince piezas que conformaron el programa, catorce no se habían tocado nunca en la historia de este concierto. En una entrevista con el periódico Der Standard, el director titular de la Orquesta de Cleveland, Franz Welser-Möst, admitió que tiene en su biblioteca toda la música que escribieron Johann y Josef Strauss.
Por lo tanto, al ser convocado para el Concierto de Año Nuevo solicitó que le enviaran una lista con todas las piezas que se habían interpretado en este evento para seleccionar aquellas que no estaban incluidas.
Sin embargo, para continuar la costumbre, se agregaron al final de la celebración El Danubio Azul de Johann Strauss hijo y la Marcha Radetzky de Johann Strauss padre, que el público acompañó con palmas.
Además, por primera vez en este concierto, el coro de niñas fundado en 2004 se presentó junto a los Niños Cantores de Viena, una agrupación que cumplirá 525 años, para interpretar la polca francesa Heiterer Muth de Josef Strauss.
Durante la conferencia de prensa del 29 de diciembre el presidente de la Filarmónica de Viena, Daniel Froschauer, indicó que se convocará a “una mujer directora de orquesta cuando llegue el momento”. Con respecto al mismo tema Welser-Möst agregó que “se trata de una cuestión artística, no política” y destacó la complejidad que conlleva dirigir el concierto más visto del mundo.
La Filarmónica de Viena trabaja con destacadas directoras, aunque para los Conciertos de Año Nuevo desde su creación en 1941 sólo se convocaron a directores que mantenían largos vínculos con la orquesta.
En 1994, Anne Manson fue la primera mujer que dirigió la Filarmónica, aunque recién en 1997 la orquesta admitió a su primera integrante oficial, la arpista Anna Lelkes. Hoy en día, las mujeres representan un pequeño número en la planta de músicos.
Antes de terminar el Concierto se anunció que la próxima edición será dirigida por Christian Thielemann, quien ya estuvo al frente en 2019.