La noche del miércoles 9 de mayo iniciaba con otro encuentro de Nuova Harmonia que contaba, como estamos acostumbrados, con un interesante repertorio, y que daba lugar nuevamente a la hermosa Italia, sus innovadores intérpretes y un cruce entre contemporaneidad y la reacción que probablemente en algunos casos seguirá generando una sensación de (des)ajuste para los más puristas.
Con mil expresiones por segundo, sencillo y sin poses, Domenico Nordio se planta en el escenario con soltura, simpatía y su atril electrónico, acompañado del joven pianista y compositor (también italiano) Orazio Sciortino.
Nordio hizo gala de su técnica, y aunque se lo notaba algo incómodo con la afinación, se apropió (muy fiel a su estilo) de los pasajes y la emoción que le imprime a cada fraseo. Como ingrediente extra, de vez en cuando miraba al público y le sonreía, tal vez, era el reflejo del placer de compartir la música que uno ama en tierras lejanas.
Como es parte de la lógica estructural de la interpretación solista (instrumental o vocal, de cualquier género) puede o no puede gustarte una forma interpretativa, la expresividad, color o puesta en escena del protagonista de la noche, lo que no se duda jamás es de los hechos, la trayectoria e historicidad que envuelve a todo un trabajo artístico con alcance internacional, entre otro sin fin de características.
Nordio ha recorrido escenarios en todo el mundo y compartido con los más excelsos intérpretes que admiramos y respetamos ampliamente, de ahí que acompañarse por Sciortino, ya decía mucho. El programa además, indicaba toda una amplia actividad colaborativa como músico y compositor, que nos deja con la intriga de escuchar en vivo algún repertorio con su sello.
El concierto transcurrió así, entre la Sonata N° 9 op. 47 “Kreutzer” de Beethoven, el arreglo de Ottorino Respighi de la Sonata en Re mayor RV 10 de Vivaldi, las Cinque melodie op.35 de Prokofiev, Tzigane de Ravel y dos bises Suite Italiana, de Stravinsk y Kreisler: Liebesleid.
El famoso violinista pasó nuevamente por el suelo porteño, a veces sonreído, a veces suspirando, pero sobre todo, siempre músico y humano.
Por suerte, se abre esta puerta que permite acceder a propuestas presentadas para fortalecer los vínculos culturales y enriquecer el intercambio entre artistas italianos y un exigente público argentino.
En un nuevo y joven enfoque sobre la percepción del consumo cultural, los comunicadores de estos hechos artísticos debemos poder contar lo que nos ocurre, balanceando los gustos personales con la posibilidad de compartir las experiencias desde la objetividad, entendiendo que, la amplitud de gustos y las decisiones de “compra” sobre estos productos son también, personales y externas a nosotros. El concepto y el atrevimiento de esta propuesta de gestión cultural de Nuova Harmonia merece aplausos, si quisiéramos escuchar siempre lo mismo de la misma manera, sería mucho más rentable hacer ciclos de proyecciones de conciertos cargados en youtube. Por ello, la nueva estrategia debe ser también, acercar y no alejar, sin nuevas audiencias se pone en juego la dinámica básica de oferta y demanda, que acecha eterna y constantemente a la música clásica.
Por. Nahomi Martínez