
El pan compartido. Transcurso de una obra sobre composiciones de Pedro Chemes, es un documental de Julian Munarriz, con guión y relato del crítico musical Santiago Giordano.
«El pan compartido» cuenta la gestación, estreno, grabación y filmación de un conjunto de obras de música sacra‐contemporánea compuestas por Pedro Chemes. Además del mismo compositor, en el proyecto intervinieron destacados músicos e intelectuales, como el director Mariano Moruja, las violinistas Grace Medina y Mariana Gaitan, el organista Leonardo Petroni, el guitarrista Miguel De Olaso y el sacerdote Carlos White, entre otros.
La película toma el nombre de la pieza central de una serie compuesta por Pedro Chemes. Atravesadas por el espíritu de lo sacro, la música de Chemes interpela la espiritualidad del hecho artístico desde la perspectiva de un lenguaje contemporáneo.
Entre lo sacro y lo mundano, en el sonido de estas obras se conjugan una tradición que no es más que un fondo difuso sobre el que se amplifican las preguntas del aquí y ahora.
Este proyecto comenzó a gestarse en 2008 y contó con el apoyo de mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires. Además varias de las obras fueron reconocidas con la beca del Fonda Nacional de la Artes. El repertorio, que próximamente se integrará a la plataforma internacional del sello Naxos, fue registrado en argentina para el sello Testigo, después de ser presentada en vivo en un concierto en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner.
El documental, que se puede ver a través de Youtube:
Comentarios de Santiago Giordano
Hay un punto en el que resulta difícil definir la música sacra. Como que se trata de una idea en fuga permanente. Técnica, funcionalidad y contextos terminan siendo datos demasiado rígidos para reducir lo que, sospechamos, desciende de alguna forma de energía espiritual.
Sabemos de los ecos de la sinagoga, del cancionero de Gregorio, de Perotinus y Leoninus. Sabemos que Palestrina puso a punto la reglas de un estilo que por siglos será el sigilo de lo sagrado para Roma y sus dependencias, que la gracia y la simplicidad del pueblo cuando canta está en la raíz de la oración protestante; que compositores como Josquin sustentaron su fortuna componiendo música sacra y que Bach consagró su trabajo musical a “glorificar a Dios”. Pero no sabemos tanto como para medir cómo el peso de lo sagrado se escuchó a través del tiempo, entre la devoción y la contemplación, entre la liturgia y el concierto.
Pedro Chemes escribió música sacra a principios del siglo XXI, cuando las vanguardias incendiarias ya habían depuesto sus banderas y un capitalismo desbordante de sí mismo tensó de desconfianza e individualismo las relaciones humanas. Compuso desde un lenguaje sin referencias tonales, articulando redes polifónicas con un sonido poco complaciente al reposo y a cierta forma de abstracción del tiempo que se supone debe representar lo sacro en música. Una forma de presente amplio, en el que la tradición es un fondo difuso en el que se reflejan las necesidades del aquí y ahora.
El pan compartido aparece como un gesto disruptivo, no sólo por su lenguaje. Hay un diseño de la fe que va de la comunidad a la intimidad. La misa enseguida se tensa y reverbera en un cuarteto de cuerdas, La vida Nueva. Sucesivamente, Chemes toma lo que conocemos como emblema de la música burguesa para trazar un puente que desemboca en la soledad reflexiva de las piezas para instrumentos solistas: las meditaciones María, para laúd; El niño, para violoncello piccolo; Cristo, para oboe y Permanecer y Los doce, para órgano.
Sobre esta arquitectura que no es sólo técnica musical sino la búsqueda de una forma personal de devoción, el trabajo de Mariano Moruja en la misa es impecable. Sostenido por un cuarteto de cuerdas sólido y preciso, que asume su momento en La vida nueva para hacer uno de los más altos de un disco intenso. Ese trabajo de la excelencia del conjunto y la minucioso de la individualidad es el mejor reflejo para el espíritu de una obra profunda.
Al final de cuentas, cuando lo sacro ya no está entre las funcionalidades de la música, componer es un acto de fe. Una aventura trascendental, como la de dios o cualquiera de nosotros
Ficha técnica
El pan compartido. Transcurso de una obra
IDEA ORIGINAL: Pedro Chemes y Mariana Gaitan
GUION, RELATO Y CRITICA MUSICAL: Santiago Giordano
DIRECCIÓN Y MONTAJE: Julian Munarriz
REALIZACIÓN AUDIOVISUAL: V.elT. Contenidos
ENTREVISTAS EN CONVENTO SANTA CATALINA
PRODUCCIÓN: Marina Balbi y Mariana Gaitan
ASIST. DE DIRECCIÓN: Marina Balbi
DIRECCION DE FOTOGRAFIA: Julian Munarriz y Leonardo Chiarenza
SONIDO: Gonzalo Illutovich
ENTREVISTADOS
Carlos White, Mariano Moruja, Leonardo Petroni, Mariana Gaitan, Grace Medina, Miguel de Olaso, Pedro Chemes.
OBRAS DE PEDRO CHEMES
Misa El Pan Compartido, para coro y cuarteto de cuerdas; La vida nueva, para cuarteto de cuerdas; María, para laúd; Cristo, para oboe; Permanecer y Los Doce, para órgano.
Producido por V.elT. Contenidos
Junio de 2021, Buenos Aires, Argentina.