
Guillermo Becerra será el encargado de dirigir a la pianista Martha Argerich en en Córdoba y Tucumán, en lo que será el último tramo de su gira por la Argentina.
El director, que se decidió a estudiar música luego de quedar fascinado por una película en la que Vittorio Gasman interpretaba un concertista de violín, nos cuenta, entre otras cosas, lo que significa dirigir a esta gran artista del piano.
Por Maxi Luna.
¿Cómo fue la invitación para dirigir los últimos dos conciertos de Martha Argerich?
La invitación me llega de parte de Alan Kwiek, un excelente pianista que ha estudiado y trabajado con Martha mucho tiempo. Además tiene un dúo junto a Cecilia Isas, violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional, agrupación que he dirigido en más de una ocasión.
Como esta vez no iba a haber ningún trabajo entre Argerich y Barenboim, pero sí tenía las fechas en el CCK y algunas en Santa Fe junto a Luis Gorelik, les pareció bien organizar algunos conciertos más con orquesta y seguir sumando más directores argentinos. Me consultaron si estaba dispuesto y por supuesto ¡me pareció fantástica la invitación!
¿Será la primera vez que la dirigís? Con una pianista de esta relevancia ¿se dirige o se concuerda?
Sí, es la primera vez que voy a dirigir a semejante artista, con el orgullo y la emoción inmensa que eso significa, pero también con una enorme responsabilidad. Dada la dimensión de Martha, su talento y su fantástica sonoridad, en estos caso yo creo que es más una tarea de concordancia, de trabajo en equipo, como siempre que uno lo hace con un solista, pero no implica ningún tipo de dificultad porque pienso que voy a disfrutar cada instante de los ensayos y de los conciertos.
¿Qué concierto estarán realizando? ¿Cuáles son sus características y principales dificultades?
Vamos a hacer el Concierto Nº1 en Mi bemol mayor de Franz Liszt dentro de un programa dedicado especialmente a este compositor, donde habrá otros participantes y obras.
El concierto de Liszt es una obra fantástica, una de las más importantes, conocidas y frecuentadas del repertorio de piano con orquesta donde se conjuga la brillantez, el desafío técnico, el trabajo espléndido que tiene el piano, con la interlocución con la orquesta que tiene una hermosísima tarea también apoyando lo que hace el solista.
¿Consideras un desafío extra el hecho de dirigir a alguien como Martha o esas cosas se dejan de lado en el podio?
Sí, es un desafío extra poder trabajar con una artista tan reconocida, pero para mí no significa un problema. Pasa todo por el orgullo y la emoción, no lo considero una preocupación o algo complicado. Ella es tan especial tocando que está todo en su lugar, no hay margen para sorpresas, es todo impecable en el sentido musical, la linea expresiva, todo. Así que yo creo que es subirse al podio y disfrutar desde la primera nota hasta la última.
Empezaste a estudiar música después de ver una película… ¿cómo fue ese momento de epifanía, por llamarlo de algún modo?
Trataré de ser sintético pero es algo que me encanta contar. Yo crecí escuchando música clásica en mi casa porque mi mamá era pianista, aunque también pintora, y mi padre era un melómano fanático que no sabía dónde estaba la nota do en el piano pero tenía una intuición y una memoria tremenda. Entre lo que conocía mi madre, quien me dio algunas clases de piano de chiquito, aunque yo prefería jugar, y mi padre, a quien le debo muchísimo porque pasábamos largos ratos escuchando música, primero en sus viejos discos, ya que estoy hablando de la década del 50 y luego en la radio, fui desarrollando un gusto por esta música. Yo vivía en La Plata e íbamos a ver conciertos de la orquesta del Teatro Argentino y de la orquesta de cámara, así que la música era parte de nuestra vida.
También me encantaba la parte plástica. Yo dibujaba y pintaba muy bien. Llegó el momento en que tenía que empezar la secundaria y quería hacerlo en Bellas Artes, que era un bachillerato especializado en música o en plástica. Mi madre me preguntó que prefería y yo estaba indeciso porque las dos cosas me gustaban mucho, si bien tenía un poco más de contacto con la música. Entonces justamente se dio que vimos en el cine una película con Vittorio Gassman y Elizabeth Taylor que se llamaba Rapsodia, en la que Gasman hacía de concertista de violín. Por ahí puede parecer muy tonto ahora pero me impactó tanto en ese contexto, estoy hablando de cuando yo tenía 11 años, en el año 61… Uno no tenía la posibilidad de ver a un violinista tocar. Yo veía los concierto cuando iba con mi padre pero el resto era todo por discos o la radio y de pronto ver esa imagen, por mas mímica que hiciera Gasman, me impactó mucho. La imagen de una persona tocando Mendelsohn o Tchaikovsky, fue lo que realmente me sorprendió. Entonces le dije a mi madre que quería estudiar violín. Ella me insistió respecto al piano, pero desde ese momento lo mio fue el violín.
Así que sí, fue una epifanía como dijiste, si no veía esta película quizás que me anotaban en dibujo, no sé.
¿Cómo fue el paso a la viola y más tarde a la dirección?
Hice todo el bachillerato en música y ya estaba decidido a continuar con violín pero también me interesaba mucho la dirección orquestal. El Maestro Drago era el titular del Teatro Argentino de La Plata a donde íbamos a ver los conciertos y también esa imagen del director ahí adelante me producía una gran atracción. Así que al terminar el bachillerato continúe con violín pero también comencé dirección orquestal.
En el medio también empecé a tocar un poco la viola. Un día se produjo un concurso en la Orquesta de Cámara Municipal de La Plata en el que concursé con la viola y me fue muy bien. A partir de ahí continúe tocando violín y estudiando dirección pero empecé a trabajar con la viola. Luego egresé con el título de Dirección Orquestal y empecé a trabajar como invitado de diversas orquestas. Al tiempo viajé a Venezuela como violista, trabajé varios años en dos orquestas y también dirigiendo como invitado. Cuando volví a la Argentina después de hacer un posgrado en Alemania me instalé en Mar del Plata, a donde estoy hace 31 años. Fui director de la Orquesta Sinfónica, luego de la Banda Sinfónica y llevo mas de 30 años como violista del Cuarteto de Cuerdas de la Universidad de Mar del Plata. En definitiva nunca dejé la viola para dedicarme a la dirección. Así que siempre ha sido paralelo el trabajo como director y cuerdista.
¿Qué enseñanzas te dejaron tus maestros?
Tuve grandes maestros en la Facultad de Bellas Artes primero, el Maestro San Pedro y Rodolfo Zubrisky en violín, el Maestro Spiller en música de cámara, Guillermo Graetzer y Virtú Maragno en composición, el Maestro Gianmarella en armonía y contrapunto. Tuve muy buenos maestros y fundamentalmente en dirección orquestal estudié con Mariano Drago, Jorge Rotter y Juan Carlos Zorzi. Tuve el honor de estudiar con todos ellos y luego trabajar también ya que muchos me dirigieron como violista de la orquesta y pude capitalizar toda esa experiencia.
Fueron todas enseñanzas muy valiosas pero por sobre todas las cosas, más allá de lo técnico, me dejaron el amor y el sentimiento por la música. Fue profundizar aún más lo que yo ya tenia de chico. El respeto por las partituras, por el trabajo del compositor y el creador y siempre con la premisa de ofrecer lo mejor al público que es quien merece el mejor resultado de la tarea de un artista, ya sea un ejecutante, un cantante, un director, un pintor, estamos haciendo algo para alguien, para nuestro prójimo y ese valor y respeto, yo lo recibí de los distintos maestros y también, desde luego, por la experiencia propia.
¿Cómo es tu presente y cómo son tus planes a futuro?
Actualmente sigo como integrante del Cuarteto de Cuerdas de la Universidad de Mar del Plata, a mucha honra y con gran emoción siempre, porque es uno de los dos únicos cuartetos que quedan a nivel universitario en argentina junto a el de La Plata, que es más antiguo. Es una tarea magnífica poder hacer música de cámara. Cada dia lo digo, poder estar dirigiendo y tocando en un cuarteto de cuerdas es un regalo del cielo, así que espero poder continuar un tiempo más. También tengo unas horas de cátedra en el Conservatorio Provincial Luis Gianneo, una tarea que me gratifica mucho.
Por el momento no tengo ningún organismo estable a cargo pero acepto gustoso las invitaciones que voy recibiendo de las orquesta de distintos lugares de nuestro pais. Asi que espero que eso se pueda mantener y potenciar aún más.
Por Maxi Luna.
CÓRDOBA
Sábado 25
Pabellón Argentina Universidad Nacional de Córdoba Sala de las Américas. “Fundación Pro Arte” Orquesta Sinfónica de Córdoba. Director, Guillermo Becerra Martha Argerich, Mauricio Vallina, solistas en piano Annie Dutoit, recitante.
TUCUMÁN
Concierto Clausura de la Gira “Argerich-Argentina 2018” -Miércoles 29, Teatro San Martín. Ente de Cultura de la Provincia Orquesta Sinfónica de Córdoba. Director, Guillermo Becerra Martha Argerich, Mauricio Vallina, solistas en piano Annie Dutoit, recitante Programa íntegramente dedicado a Liszt.
Más información sobre este concierto en: https://goo.gl/MNwp5m