
Concha Buika el próximo 15 de agosto nos acercará sus canciones en un streaming imperdible; al igual que el momento que le otorgó en estas líneas a MusicaClasicaBA.
Por Natalia Cardillo.
Guinea la engendró, Palma de Mallorca la vio nacer, y el planeta entero germinó su maleta de libertades, Grammys y sueños impensados. Cantó junto a Anoushka Shankar, Chick Corea, Bebo & Chucho Valdés, Luz Casal, Seal, Armando Manzanero, Nelly Furtado y Pat Metheny, entre otras grandes figuras. En un diálogo intenso, esta creadora de decenas de discos y universos repletos de bemoles y sostenidos, expone el manifiesto de su música como único credo y bandera.
Dijiste una vez “Yo no intento nada, hago. Porque si intentas salen los miedos y en cambio si haces, no tienes tiempo para ellos“. ¿Cómo podés con tanto, con toda esa pasión llevada a todo?
Yo tardé mucho en darme cuenta de mi gran secreto: la capacidad de la inocencia, que la sigo conservando. La clave de tu éxito está en tu secreto; tú sabrás cómo haces las cosas.
La inocencia es la carta principal a jugar.
Yo creo que sí. Es una teoría. En mi caso es la capacidad de conservar la inocencia. Al menos en el mundo que yo crecí. Después de cuatro giras mundiales me di cuenta de que hay muchos mundos. Yo había crecido en un mundo donde te cortaban las alas de los sueños muy rápido. Mi barrio no era un barrio como para tener grandes sueños. No crecí ni en un entorno familiar ni en un barrio en donde tú pudieras soñar con cosas grandiosas. Cuando te ibas haciendo más mayor, de un plumazo, a veces de un coscorrón de madre, otras veces de alguna frase dura, pues te quitaban la tontería de la cabeza. Tenías quince años y te veían en monopatín y ya te mandaban a trabajar, o a la universidad. Ahora vivo en un país donde si tú estás muy bien con tu monopatín, tus padres te dicen «tío, que con esto puedes hacer dinero, progresar, anímate». A mí el poder haber viajado tanto me ha dado la oportunidad de darme cuenta de que hay muchos mundos y muchas fórmulas y eso me ha hecho recuperar la inocencia. También he tenido la suerte de conocer personas maravillosas a la misma vez que conocía diablos, entonces así como me iban quitando la inocencia, así como se me iba quemando, se me iba reponiendo. Entonces he tenido siempre esta especie de «no podrán conmigo, hermana».
Siempre está la dualidad que nos permite ver las dos caras de las cosas.
Verdad. Con cada ilusión, con cada proyecto pienso «pero si no tengo estudios, hay miles que escriben de la ostia, yo no puedo», pero al final el «sabrosismo» siempre gana. Siempre ganan las ganas de seguir existiendo como el bicho raro que eres.
Hacer, siempre hacer. Y los estudios ayudan muchísimo pero también es muy necesario esto otro que mencionás.
Tengas lo que tengas, por las circunstancias de vida que hayas tenido, si tuviste oportunidad de estudiar o no tienes ninguna porque whatever, I don´t know, lo que sea, desde el punto que partes empuja con fuerza. Eso es lo importante. Empuja, así sea con una piedra y una aguja. Siempre para adelante.
¿La música te eligió a vos y no al revés?
Es buena pregunta. No lo sé. Fue una casualidad muy grande. Soy africana de origen y vivo con la música en mi cerebro y en mi corazón como todos los africanos del planeta. Para ser africano no es necesario nacer en África, es necesario sentirla en tu corazón.
Es gente que lleva en la sangre la música y el ritmo.
Igual, fíjate que yo creo que el mundo se ha olvidado de la historia de las razas, y los seres humanos la recordamos. La historia es un invento que pesa mucho, nuestros recuerdos son construcciones, algunas de realidades y otras son decoraciones de los años. Estamos tan enganchados a esa bohemia que no se nos quita, que se nos olvida evolucionar con el mundo. El mundo es evolutivo. Pero las personas somos lentas para evolucionar. Creemos que evolucionar es conseguir lo último en tecnología. Eso es progresar dentro de una sociedad inventada. Evolucionar es adaptarte a tu entorno, no es necesitar modificarlo para poder seguir viviendo en él.
Lo demás son etiquetas.
Claro. Yo voto porque empecemos a mirarnos como realmente somos ya. Tenemos tanta mezcla en el cerebro y en el corazón que ni te cuento. Y en gran medida a esta evolución hemos aportado las mujeres. Y no es una cuestión sexista. Nosotras tuvimos el valor de conquistar con el corazón y no con las armas. Enamorándonos de personas de otras razas, de otras religiones, teniendo hijos que eran híbridos en ese sentido. Nosotras hemos ido marcando los cambios sociales haciendo el trabajo duro porque la naturaleza es inteligente. El mundo nos puso aquí para reinar y algo pasó en el camino. Yo creo que por esta cuestión de ser madres, por tener eso en nuestro código, por fuera evolucionamos con el mundo, mientras que algunos necesitan colgarse de algunas glorias que los favorezcan. La mujer da vida, por ende debe estar al pie, no hay otra.
¿Algún aroma que recuerdes de tu barrio La Paloma, en Palma? ¿Hay alguno que te haya llevado a tus creaciones?
El aroma del mar… es muy diferente a cualquier otro mar. El mediterráneo tiene un aroma único. Y mira, está todo en mí, todo vive en mí. Todo está muy presente todos los días. Más mayor te vuelves, más presente está la infancia y todo, porque más te reconcilias con todo lo que haya podido pasar, bueno o malo, y más tienes presente tu pasado.
Uno se integra a sí mismo con el paso de los años y va como recogiendo todas las piezas.
Cuando ya eres soldado de alto rango y dejas de pelear; simplemente continuas la lucha pero ya no peleas, sabes. Ahí de repente nuestro pasado se ilumina y nos volvemos de oro. Empieza a relucir a través de tu mirada, de tu sonrisa, tu comprensión.
¿Qué escuchabas de pequeña?
Escuchaba muchas cosas todo el tiempo. Toda la música de la radio. La radio era la manera de sentirse al día. Mi mamá de jovencita, ya en España, no conocía los códigos; no sólo venía de otro país, venía de otro continente, de otra cultura totalmente distinta. De la música occidental mi mamá no conocía mucho, a ella no le habían enseñado los códigos sociales que acompañan a las músicas. Ella escuchaba todo con la misma inocencia. Desde Iron Maiden hasta Spinetta. Nos perdemos gran parte de la música por rechazos inventados en nuestra cabeza. En mi casa había de todo. Mi madre iba al mercado y volvía con la cena y con un disco (risas).
¿Recordás ese género que te hizo vibrar y decir por aquí es?
Imagínate la cantidad de músicas y sonidos que me han llevado a la locura total. Y hoy cada día trato de escuchar algo que me emocione. Y… hace rato que no escucho música, pero cada día escucho algo que me emociona… Eso significa que me estoy escuchando bastante últimamente (risas).
¿Cómo dio paso internamente la primera, la revolucionaria Buika, a la artista?
No tomé ninguna decisión, simplemente me dejé llevar. Nunca tuve la intención «de». Tengo una naturaleza muy competitiva. Soy la cuarta de seis hermanos, imagínate. Creo que las personas creativas… y aquí me gustaría decir algo: hay que tener mucho cuidado con cómo se trata a los niños. Las personas creativas lo somos desde que nacemos y la creatividad también se desarrolla, se educa, se transforma. Tu sabes que tienes piernas, pero no entiendes su funcionamiento hasta que no aprendes a correr en la escuela. Así puedes utilizarlo en tu favor, y en muchos de los casos de las personas creativas, como fue el mío… me metió en muchos problemas. Fue difícil. Yo me inventaba muchas historias, no soportaba la sensación de mal rollo. Inventaba para entretenerme y escapar, para que pasara algo. Te acostumbras a oír regaños y a mí no me dio el ánimo de estudiar, no tardé en irme por ahí en vez de ir a la escuela. Y las mismas personas que te dan de comer te dicen que no vas a llegar a nada, quienes te quieren, entonces te lo crees. Cuando creces, buscas trabajo y piensas que no puedes hacerlo y te rindes, sin ni siquiera intentarlo y a lo mejor puedes. Dentro tuyo no tiene valor lo que eres porque no fuiste a un instituto. Fue duro ese proceso. Pero a mí me trajo a creer en mí misma el público. Me tomaron de la mano y me llevaron a este lugar.
¿Ahí naciste?
Sí. El destino jugó un papel importante. De verdad que fue el público el que me hizo despertar. Y en vez de enfocarme en todo lo que no había hecho, o todo lo que no había podido aprender, me hizo valorar y enfatizar mucho en lo poco que supiera y partir… desde ahí. Desde ahí continué.
Y sos tu voz.
Sí, mira, el mundo se ha vuelto un lugar tan complejo en comparación a cómo vivíamos hace unos años, que hoy en día si quieres poder tener una vida acomodada como la llaman, esa vida que supuestamente nos hace sentir tan seguros, pues es mejor prepararse; pero repito, si por la razón que sea no has podido o la vida o el entorno no te han dado la oportunidad… Mis hijos están luchando en un mundo que es muy competitivo, es muy fuerte.
Es feroz.
Es muy feroz, sí. Hay que tener una capacidad muy fuerte de poder llevar el peso de la historia que está en cada uno de nosotros. Para esto hay que conocerla un poco. Y hay que estar focalizado en el presente de cara al futuro. Esto es mucha información, que no siempre es bien entendida. Hoy están muy metidos en ser como las pantallas dicen que tienen que ser, y se han olvidado de vibrar natural.
Igualmente cuando golpeás un poquito la puerta, salen de ellos cosas que asombran.
Esa es la historia. Cuando escarbas un poquito, descubres seres maravillosos. Me da pena que los tengan tan entretenidos con cosas que no tienen importancia alguna para la vida. Los jóvenes están aprendiendo a sobrevivir con este presente.
Y hablando de pasado, ¿Qué sentiste el día que zarpaste? Aquella vez que llegaste a Las Vegas.
Guau… Yo siempre he sido muy valiente para viajar, siempre me ha llamado el mundo. Perseguía a la música. Quería cantar. Por esa inocencia, que a nuestra edad la mal llamamos locura, se me pone un sueño en la cabeza y a veces se me olvida que es un sueño y empujo, sabes. Me fui de Mallorca, con mi niño pequeñito, ya cantaba y dije «me voy adonde me da la gana». Siempre fui una persona a lo que no le asusta la soledad; nos hace falta, no podemos vivir sin ella.
Es una necesidad.
Claro, tía. Expones tu ser al máximo, sin barreras, sin filtros y eso solamente se puede hacer así, en soledad. Fijate que eso me lo dijo a mí la Chavela Vargas, mi linda vieja… acaba de aparecer su ángel, estoy muy conectada a ella. Me dijo que «las mujeres no teníamos que tenerle miedo a la soledad porque era el único lugar del que podíamos partir sin ideas de otros y descubrir lo maravillosas que somos». Estando incluso en pareja necesitamos ese par de horitas para nosotras, sumergirnos en nuestro delirio y poder trabajar.
Ni hablar. Y eso se puede porque una está bien con una misma. Decíamos antes que sos una inventora. ¿Cuánto hay en tus canciones de invención y cuánto de autorreferencial?
Yo he puesto mi vida en mis canciones. Es la única manera de quedarte cuando te vayas. Siempre digo que los artistas somos seres intra y extraterrestres porque nos marchamos y nos quedamos también. En mis canciones está toda la historia que yo he podido ver, sentir. Y está mi concepto de lo que he visto de otras vidas. Es nuestra Biblia. Nuestro rincón sagrado. Es donde podemos recurrir cuando realmente queremos conocer la historia. Muchos libros de historia, estaban escritos por los que ganaban las guerras, porque los que las perdieron no tenían mucho derecho a publicarla.
Aquí tenemos a uno de los grandes hacedores de nuestra música popular, el señor Litto Nebbia, que escribió en una de sus canciones «si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia».
Amén. Cuando quieres encontrarte con toda la historia, incluso con los que no pudieron hablar, debes ir al mundo del arte. Ver cuadros, obras, danza, escuchar toda la música que puedas, ver todas las películas que puedas, todo. Ahí es donde está escrita verdaderamente toda la historia de la humanidad. Por esto, todo quien pueda, que deje una referencia de quien fue, a través del medio que pueda, pero que deje ver su historia. Detrás de películas, de cuentos, de canciones, melodías. Es preservar ese pequeño tesoro que es esa parte de nuestra historia. Y yo creo que esa es mi obligación, sabes.
Lo has dicho muchas veces, vos sos un soldado.
Terminé haciendo una elección que no se puede abandonar.
¿Qué sentís cuando vas pasando con tanta naturalidad, desde lo sublime, a esa catarsis maravillosa cuando cantás, ese trance?
Contar una historia a través de la música, cantar, es una bendición, a la vez que desnudez total, es una exposición. La información viene de muchos sitios y de muy lejos. Para mantener esa conexión abierta necesitas evadirte de absolutamente todo lo que haya a tu alrededor. No es estar oculta, es estar presente pero hablar desde otro lugar. Todos, ante a una audiencia, estamos frente al mismo ejercicio; por un momento obviamos prácticamente todo lo que conocemos y nos dedicamos a esa entrega. La música es un milagro. Imagínate en el mismo teatro, sentados unos junto a los otros y poniéndose de acuerdo en aplaudir, en reaccionar, emocionarse. Hay personas de diferentes credos, ideas políticas y todos estamos al momento unidos en ese instante mágico.
Una comunión.
Sí. Es maravilloso. Es como cuando lees y te metes en una historia, o miras un cuadro y estás en él. Algo extraño y maravilloso, difícil de describir.
El idioma de la música y el arte es así, trasciende todo.
Yo sé desde donde te estoy cantando y no sé desde donde tú me escuchas, pero las dos nos entendemos.
¿Sos consciente entonces de que sos una hacedora de momentos especiales?
No, yo no soy consciente (risas). Pasa que yo creo que lo hacéis vosotros y tú piensas que lo hago yo. Yo tengo claro que vosotros sois mis jefes. Quiero decirle a todos los artistas en tu tierra que sean fuertes en su corazón, deben entender quienes son sus verdaderos jefes. Hay muchos artistas en tu tierra y en otras, otros no gracias a Dios, pero hay muchos que están asustados por discográficas, managers, movidas, y tal… y ellos no son los jefes. Los jefes son la tribu, el público. Y son unos jefes maravillosos. Hay que estar siempre por ellos, si es así no les va a pasar nada; da igual que los amenacen, les roben, porque con los otros estamos hablando de los muertos de hambre sin fin, porque comen, no sacian y no se mueren tampoco. Es un pozo al que puedes echar todo el agua del mar y siempre parece vacío. Esta es una sensación que muchos artistas hemos tenido. Por mucho que te esfuerces, por mucho que les des, siempre estás en deuda, siempre quieren más. Cuando tú te das cuenta de quienes son tus jefes y pones toda tu atención en tener a tus jefes contentos y al resto que les den, entiendes… Todo parece un caos, pero ante la tribu aparece la verdad de la verdad, hermanita.
Los rótulos no son lo tuyo, pero ¿tenés predilección por algún género musical?
Yo creo que el género somos nosotros. La historia nos ha dejado un montón de estilos, pero da igual lo que cantas, tú canta bonito lo que toque cantar. Cantar es una celebración de la vida.
¿Cómo es tu día de trabajo?
Cuando pasó todo esto que vivimos hoy, me traje el estudio a casa. Entonces me la paso con los cascos en el estudio. Estoy haciendo mucha música; he hecho un podcast que saldrá en breve. Antes con tanto viaje podía dedicarle poco al estudio.
Es un momento complejo este, pero a la vez es especial, rico. Nos llevó a encontrarnos.
Sí, lo estoy gozando mucho. He descubierto cosas de mí además. Sólo debo corregir mi relación con internet. Antes no escribía allí y de ese modo no me metía en líos (risas).
¿Cuál es tu lugar en el mundo?
Mi estudio. Donde esté.
Esa es tu patria. ¿Te ha gustado Argentina?
Sí, soy una enamorada de ese país. Fue un romance a primera vista, mutuo. Llegué para hacer unos conciertos dos días y me quedé todas las Navidades. Tu gente es hermosa. Tenéis también una comunidad de gitanos muy linda. A todas esas comunidades de gitanos, africanos, que sienten a Argentina en su corazón les mando un abrazo muy fuerte.
Contanos de músicos que te hayan atrapado también, del jazz, del tango, de la música clásica.
Siempre que he escuchado música clásica la escucho desde un lugar donde no reparo en los nombres, sólo me dejo llevar por el sonido, que luego lo reconozco en otra composición del mismo autor. Y luego he escuchado mucho a Miles (Davis), (John) Coltrane, Ella Fitzgerald, Rocío Jurado, Lola Flores, Luis Alberto Spinetta claro, Whitney Houston, Bruce Springsteen, tantos, Pat Metheny, Chick Corea.
Con los dos últimos artistas has tenido además el placer de trabajar.
Sí, mucho. Con ellos he compartido momentos muy bonitos. Yo he tenido la grandísima suerte que desde que dí mi primera nota musical hasta hoy en día, siempre, me han acompañado y he acompañado a músicos buenísimos, conocidos o no, y donde fuera. Toda gente que tocaba muy bien y eso ha sido parte de mi aprendizaje.
¿Cuál fue el criterio para elegir las canciones de “La noche más larga”? Tu disco donde hay temas legendarios también de otros autores. Entre ellos elegiste dos argentinos (Roque Narvaja y Fito Páez).
Ese disco fue mi puerta hacia el mundo de la libertad. Era el primer disco que realmente producía sola. Me enseñó mucho ese disco, me dio mucha confianza y encima me premiaron por él. Escogí canciones que llevaban resonando en mi corazón durante muchísimos años, algunas de ellas las recordaba desde niña. Era un disco que le debía a mi madre, a mis recuerdos, a mi vida, a nuestra historia. Me hizo mucha ilusión grabarlo.
Dos personas. Dos palabras. Uno, Joaquín Sabina.
Estrella animal.
Chavela Vargas.
Mi mamá. Ella fue mi mami. Ella nunca tuvo hijos pero es una madre.
Tan del cielo y tan humana ella. Con esa capacidad tan particular para llevar el dolor, lo volvía bello.
Ella era muy bella. Con carácter muy fuerte, pero era bella.
Y tres discos de tu carrera que te hayan marcado.
Me los olvido. estoy más pendiente de los que quedan por venir. Luego de hechos, los entrego a mis jefes y ellos sabrán (risas).
Hablando de discos nuevos ¿Cómo sigue Buika?
En breve comienzo a sacar un mundo de nuevas cosas. Los podcast, nuevas canciones, no digo discos porque ese concepto ya ha quedado un poco deforme, pero sí nueva música. Estoy ansiosa. Es todo un reto porque es un trabajo que estoy haciendo yo, parte de las mezclas las estoy haciendo todas yo y me la estoy pasando muy bien. Me gusta la producción, las máquinas; siempre me he comprado. Mi maestro Jacob Sureda me ha venido con estas cosas de las máquinas y me hizo aprender desde jovencita.
Está genial eso porque te hace más dueña aún de lo que estás haciendo y no dejás cosas en manos de otros.
Es que lo que te estás jugando en eso, más que te juzgue el comité de los Grammy, lo que te estás jugando es la eternidad. Ese mensaje que estás poniendo donde sea llega más lejos que tú. Puede acompañar a la gente hasta el infinito, entonces eso debe estar manejado desde el amor. Quien sea que lo haga debe poner amor. Más que tú, no va a saber nadie cómo lo quieres. Prefiero hacerlo yo. Tengo un maestro que me ayuda con algunas cosas, pero las mezclas las hago yo.
¿Cómo te llevás con esta instancia del streaming? ¿Qué vamos a encontrarnos allí este 15 de agosto?
No lo sé (risas). Soy como el toro que sale a la plaza, no como el torero. Sólo sé que voy a estar brava, bien fuerte. No estoy acostumbrada a esos formatos, pero de sólo saber que del otro lado estará mi tribu, me pongo fuerte y bonita; va a ser brutal.
Buika, un mandamiento que quieras dejar la tribu.
Nunca, nunca, nunca, se olviden de la “gozadera”. Disfruten. Gozando hay que vivir.