“Dedico mi vida a defender la cultura y la identidad”

Entrevista Andrea Merenzon

Por Virginia Chacon Dorr

Andrea Merenzon es la primera directora de Radio Nacional Clásica (RNC). Ella cuenta con una solidez notable fruto de sus años de experiencia en la gestión pública y privada. Entre uno de sus proyectos más importantes se encuentra la dirección del Festival Iguazú. Por supuesto, no le es extraño el escenario, ya que gran parte de su carrera la dedicó a su instrumento: el fagot. Conversamos con ella sobre el balance de su primer año de gestión en la radio, sobre los ejes de la programación, y las preocupaciones que atraviesan la multiplicidad de sus ocupaciones. 

¿Nos podrías comentar un balance sobre el primer año de gestión frente a Radio Nacional Clásica?

En términos generales es un balance sumamente positivo. No sería justa si no reconociera la calidad de la señal, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. La producción de Radio Nacional Clásica fue realmente sorprendente, todo el mundo se adaptó de una forma comprometida. Mucha gente tuvo que, además de producir sus programas, mandar todo grabado para que se editará en la Radio. Fue toda una ingeniería.

Tuvimos críticas desde la audiencia, pues tuvimos que asumir en un momento determinado la necesidad del Ministerio de Educación de tener una FM (N. de la E. para el ciclo “Sigamos educando”). Esto nos afectó en el segundo semestre del año pasado, y a nuestra audiencia le causó bastante rechazo. Frente a esto asumimos nuestra responsabilidad, y a la vez compensamos con una programación de calidad y de excelencia.

A nivel personal todavía no puedo hacer un balance, ha sido mucho el sacrificio personal para sostener cosas que antes eran evidentes. No tiene que ver con la radio, sino con una decadencia que hay en general en la cultura en cuanto a conductas y comportamientos éticos. La ética que antes era un valor hoy termina siendo motivo de menosprecio. Una utopía otrora era perseguir sueños enormes,  hoy una utopía es que la gente tenga un comportamiento ético. Todavía necesito ver algunos resultados para hacer un balance. 

¿Cómo trabajás desde una perspectiva de género en la RNC?

Creo que este es un momento histórico muy particular. No era una temática en la cual yo militaba. Pero por diferentes razones, motivos personales y porque me designan como primera directora de Radio Nacional Clásica, tengo que poner atención a problemas que antes no tenían visibilidad. A raíz de todo lo que empieza a pasar, con la creación de un Ministerio específico, yo me he formado en temáticas de género en Naciones Unidas, he realizado cursos y participado de simposios que tienen que ver con la perspectiva de género.

He propiciado la contratación de conductoras, hemos programado temáticas de género dedicadas a darle visibilidad a las compositoras de nuestra historia y a las actuales, y también a otras profesionales de la actividad musical como pueden ser las intérpretes o las gestoras. Hay mucha presencia de la temática en la radio: primero en el 2020 incorporamos dos programas muy específicos dedicados a las directoras, gestoras y a las compositoras. Y este año incorporamos también un programa que tiene a su cargo el “Foro de compositoras” que está dedicado a darle más presencia y promocionar la obra de las compositoras actuales.

En el último Simposio de Mujeres Directoras surgió un dato muy alarmante: en el mundo se programa nada más que el 5 % de directoras de orquesta y un 2% de obras de compositoras. Estos datos son realmente una bofetada, a mí me sirvieron mucho para sustentar en el discurso lo que estaba haciendo en la programación de la radio. En este sentido incorporamos a la radio muchas conductoras que deciden la línea editorial de los programas, y que tienen una intervención activa en los contenidos. Creo que en la medida que se hable del tema, sin una actitud belicosa, y abramos espacios de programación e intercambio, vamos a lograr apoyar la expresión de voces silenciadas.

¿Cuál creés que es el papel de la música en este momento tan complejo de pandemia? ¿Y el de los medios del Estado en relación al arte?

En este momento el arte es fundamental. En un estado anímico tan convulsionado y con tanta necesidad por la cultura, una de las primeras salidas que mejora la calidad de vida de las personas es consumir arte. Además la situación es la que es, tenemos un vaso que tiene la mitad del líquido; podemos ver la mitad del vaso lleno o la mitad del vaso vacío. Lo mejor es ver la mitad del vaso lleno. Una de las posibilidades que nos brinda esta época es, en el mejor de los casos, tener tiempo y tranquilidad para consumir arte. Desde la radio ofrecemos arte de forma gratuita, o sea nadie tiene que pagar para escuchar música de calidad. Tenemos una responsabilidad, una posibilidad también, porque una no solamente transmite música, sino que también transmite conceptos.

Por otro lado la responsabilidad del Estado, de todos los Estados, es impulsar acciones que permitan que los artistas puedan hacer cosas. Hay muchas cosas para hacer aunque no esté el escenario, pero muchas veces -por no querer complicarse o por un excesivo cuidado, o por no saber qué hacer- no se propulsan más acciones que se pueden realizar creativamente desde las posibilidades que hay, que no son las mismas que se tienen en épocas normales.

El artista necesita actuar, tener mucho tiempo sin ningún tipo de actividad me parece muy peligroso, atenta contra el estado anímico y contra el nivel profesional. Porque los músicos en sus casas tienen que seguir estudiando, pero sin ninguna motivación es difícil mantener el nivel.

Tenés mucha experiencia en gestión cultural en distintos puntos del país, ¿cuáles pueden ser las claves para que RNC cuente con una impronta federal?

Radio Nacional es federal, tiene prácticamente 50 emisoras en todo el país que están, o han estado (depende de cada dirección), más conectadas o no. A mí me convocan con premisas que coincidían completamente con mi ideología, mi manera de pensar y de sentir. He trabajado 40 años, y había jurado y perjurado que no iba a volver a la función pública nunca… pero encuentro un compromiso cuando me convocan y me dicen “queremos una radio federal”. Y veo que hay una gerencia que impulsa la conexión con todas las radios del país, y se intentan mejorar las condiciones laborales y presupuestarias. Hay una visión concreta de una gestión federal.

En cuanto a la Radio Nacional Clásica nosotros somos una FM cuya señal no llega a todo el país. Lo que sí llega es nuestra radio online, y nosotros no solo queremos transmitir desde el Teatro Colón, sino también transmitir los conciertos de las orquestas sinfónicas de todo el país. Eso es una actitud federal. Cuando entré a la radio me dijeron “eso es imposible”, ¿cómo imposible? Ya hemos transmitido a la Orquesta de Entre Ríos, la Orquesta de Mendoza.

A mi la palabra “imposible” me genera urticaria, me impulsa a redoblar la apuesta y a demostrar que es posible transmitir la música de las orquestas del interior. El país no termina en la General Paz. Argentina tiene una producción riquísima, me parece criminal que no se reconozca, ni que se reconozca a los artistas, que les cuesta mucho esfuerzo producir. 

Desde el inicio de la pandemia los y las artistas, y algunas instituciones, comenzaron a encontrar otras soluciones tecnológicas para mantenerse en contacto con su público, ¿creés que estos medios seguirán vigentes cuando eventualmente finalice la pandemia?

Adaptarse ha sido un gran esfuerzo por parte de las personas y de los organismos. Muchas veces la gente ve un video de tres minutos de músicos tocando, cada uno en su “cuadradito”, y dice “¿Para eso estuvieron dos meses?”. Y sí… es muy difícil lograr una conjunción virtual que se logra fácilmente de manera presencial. Muchos artistas han grabado videos por necesidad, pero también la situación nos ha dado herramientas nuevas. Yo me convertí en una experta en edición de vídeos, edito rápido y me causa mucho placer. Ahora estoy enseñando, transmitiendo ese conocimiento, impulsando que los músicos aprendan otras tecnologías. Tanto editar audio como editar vídeo nos da otras armas creativas.

Creo que la virtualidad llegó para quedarse en el tema de las reuniones, también para dar clases a distancia. Eso ha sido muy positivo. Como fagotista te puedo decir que he dado clases a distancia y sé de muchos colegas que también lo hacen. Hemos podido hacer congresos internacionales a distancia, transmitir conocimiento y compartir también el arte. 

Estas tecnologías no van a reemplazar nunca la situación de concierto en vivo. Pero no tiene que ser una cosa por otra, los medios vienen a complementar y a enriquecer las posibilidades en el trabajo de muchos músicos 

¿Cómo creés que debe ser la relación entre instituciones públicas y privadas en pos del fomento y la creación del arte?

No me cabe la menor duda de que las instituciones públicas y privadas tienen responsabilidad en cuanto al sostenimiento, la defensa y la promoción del arte y de la cultura de un país. No me voy a detener en detallar las responsabilidades de las instituciones públicas, porque son obvias cuando se manejan con los recursos de todos nuestros impuestos. Pero las privadas tienen mucha responsabilidad, porque a este sector le va a ir mucho mejor si tiene un pueblo culto, que consume calidad. Y no me refiero nada más que a la música clásica.

Lo comercial se defiende solo, entonces debemos siempre ser responsables de apuntalar lo no-comercial, que es aquello que engrandece a un pueblo. Nosotros todavía no somos bananeros porque tenemos la cultura que tenemos, y todavía tenemos un cierto respeto que es, como hablamos al principio, lo que no acepto conceder. No me resigno a dejar de respetar a los artistas, al arte, a los compositores, a los profesionales y a la importancia que todos ellos tienen en la vida de una nación.

Dedico mi vida a defender la cultura y la identidad, pienso eso y actúo en consecuencia todos los días. No tengo otra opción, porque no voy a dejarle a las próximas generaciones una profesión que está en peores condiciones que las que me dejaron a mí.

Creo que las grandes empresas, los grandes capitales, deberían estar más comprometidos. El sector privado tiene que ayudar a sostener y tiene que participar, junto con el sector público, en la defensa de la cultura. Pero también hay que tener en cuenta que hay privados con escasos recursos, entonces ahí es donde el sector público tiene también la responsabilidad de apoyar los emprendimientos, porque “privado” no es sinónimo de “gran negocio”. 

El sector privado y el público tienen que compartir la responsabilidad y apoyarse mutuamente porque finalmente, señores, este país lo vivimos, lo gozamos y lo padecemos todos.

¿Qué vislumbrás para el futuro del Festival Iguazú?

Viene una etapa diferente para el Festival, queremos que sea sustentable. Este año vamos a desarrollar varias acciones, desde el espíritu del Festival, con todas las personas que iban a venir, todas las orquestas, los grupos comprometidos y los chicos. El año pasado hicimos muchas actividades: vídeos, un congreso, y pensamos seguir haciendo acciones de forma virtual hasta que sea posible volver a juntarnos.

Este es un festival de arte sustentable, lo que conlleva un protocolo a seguir, es necesario hacer un estudio de impacto ambiental -que lo estamos haciendo-. Para el Festival de este año teníamos programada la reforestación de todo un sector de la selva Iryapú con plantas nativas de un vivero guaraní que se dedica a producir los plantines. Este es un proyecto que llamamos Floresta Sinfónica. A través de nuestro trabajo queremos ayudar a tomar conciencia sobre la sustentabilidad, sobre los recursos que cada persona consume en su vida y cómo compensar su impacto ambiental; y sobre cómo debe preservarse la herencia natural de las próximas generaciones.

Personalmente, como música, como gestora imagino que habrá sido difícil perder el contacto con el público. Pero, ¿te sorprendió algo bueno en todo esto?

En realidad nuestro público ahora es el oyente de la radio. En lo personal no toco como solista desde hace unos cuantos años, porque me he dedicado a tratar de resolver el problema de la carrera de los músicos del Teatro Colón, que son un referente en el país y se ha llegado a un estado de carencia realmente dramático.

Hoy no se puede vivir siendo músico, es muy injusto porque de los salarios -si bien no son malos- sale el costo dolarizado de nuestros materiales de trabajo, que no están previstos desde el Estado. Toda esa situación, además de otras como visibilizar la problemática de género, han ocupado mi tiempo y mi compromiso. Para eso tuve que dejar de tocar en concierto como solista. Desde ahí sí extraño, por supuesto. Pero aproveché para recuperar mucho material: durante mis años como intérprete viajé mucho y grabé muchos conciertos… me he encontrado con cosas maravillosas, como estrenos de compositores argentinos. Me he dedicado a recuperar todo ese esfuerzo de tantos años, emprolijando y dándole difusión sobre todo al material de compositores y obras que he estrenado, que se han tocado una sola vez, o no están grabadas en discos. La verdad, me da placer, es muy gratificante y placentero escuchar lo que una ha producido con tanto esfuerzo.

También estuve trabajando en la restauración de algunas de estas grabaciones con el objetivo de ponerlas a disposición del público, obviamente. Entonces siento que estoy trabajando para el público. Y siento que estoy trabajando para recomponer decadencias que me duelen mucho, que tengamos que estar hablando de la ética de trabajo, la ética personal. La “ética” no era una palabra en mi diccionario, yo vivía la ética, no la hablaba. Hoy me la paso hablando de ética. Debería ser la base de la conducta de la sociedad y de nuestra cultura.


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