De Sófocles a Dardis, “El Reñidero” de De Cecco sigue vigente

Con producción de Música en Escena y el Teatro Empire, se estrenó esta ópera de Mario Dardis sobre la clásica obra teatral de Sergio de Cecco (basado, a su vez, en la Electra de Sófocles), y que aborda con escalofriante actualidad tensiones y conflictos humanos. Las próximas funciones serán el Sábado 26 de octubre a las 20h / Jueves 24 de octubre a las 20h / Domingo 3 de Noviembre a las 18h.

Por Leila Mariel Recchi.

Cuando me propuse dar una versión de Electra de Sófocles, me encontré ante la difícil decisión de ubicarla histórica y geográficamente. Elegí un arrabal porteño y un año en crisis: 1905. La población estaba formada en su gran mayoría por gauchos desplazados de la tierra y perseguidos por la justicia que, imposibilitados de integrarse a una ciudad en tren de progreso e industrialización, caían inevitablemente al servicio de la politiquería local como matones a sueldo. Presentí que esos hombres conservaban las pautas morales rígidas, cristalizadas por las luchas contra el indio. Esta rigidez ética, me permitió su evocación en las duras normas impuestas a los personajes del teatro griego. Tal como en Sófocles y en toda la tragedia, en ese arrabal se vivía permanentemente en estado de duelo (la muerte era una vieja conocida, una presencia habitual en las familias) en un sometimiento al destino como algo irrevocable. Estos fueron los elementos coincidentes que llevaron a ubicar Electra de Sófocles, en el Palermo de 1905, barrio poco invadido por el inmigrante. La gente de Palermo constituía una especie de logia muy cerrada, orgullosa de sí misma y de su bravura y se consideraba la más guapa, la más brava, la más peligrosa. Esta especie de estatus superior respecto de los demás arrabales me dio la oportunidad de crear en el espectador una asociación con el ambiente palaciego en el que se desenvolvía”.

Sergio De Cecco (1931-1986), reconocido dramaturgo y guionista argentino (que también se desempeñó como actor y periodista), explicaba con estas palabras cómo gestó ese clásico teatral que es El Reñidero, basado en la tragedia Electra de Sófocles y que al día de hoy ha sido representado innumerables oportunidades desde su estreno en 1964 (con dirección de Salvador Santángelo y música de Leda Valladares), a nivel local e internacional. Siendo su primera publicación impresa en 1962, se realizaron también una adaptación cinematográfica en 1965 dirigida por René Mugica, y la ópera-tango en 2002, Orestes, de Betty Gambartes y Diego Vila. 

La noche del Sábado 19 de Octubre de 2024 se sumó una nueva versión, de la mano de Música en Escena y el Teatro Empire, quienes bajo la batuta de Silvana D´Onofrio estrenaron la ópera de Mario Dardis. Y es que esta historia no envejece, pues desnuda aristas universales de la naturaleza humana, la política y el honor. A través de constantes paralelismos simbólicos, los personajes se debaten como los gallos de reñidero en sus luchas personales.

La actuación comienza ya desde la obertura, una práctica cada vez más habitual en los tiempos actuales y que, en esta puesta, se aprovecha muy bien ya que nos presentará el desencadenante para la historia que presenciaremos por las próximas dos horas: la riña sin testigos donde morirá “Pancho” Morales (Jorge Balagna, quien haría las partes del Agamenón de Sófocles) a manos de Soriano (Alejandro Schijman, cual Egisto). La acción se corta con presencia musical y un apagón que nos llevará, en primer lugar, al coro cual pueblo aka corifeo griego y, finalmente, al desarrollo de la trama en casa de los Morales. A lo largo de dos actos, y a pesar de algunas fluctuaciones, podemos decir que la tensión será constante, con saltos temporales, incertidumbre, y hasta cierta angustia y desconcierto por las actitudes de los personajes.

Balagna y Schijman estarán muy correctos en su papel e intervenciones vocales, y completarán como protagonistas a Lídice Robinson como Nélida (Clitemnestra), Adriene Greice como Elena (ni más ni menos que Electra) y Pablo Cena como Orestes (quien sí conserva el nombre original del mito).

Las interpretaciones

En primer lugar, hablaremos de Cena, quien luego de cuatro años como coreuta y con roles más pequeños en Música en Escena, pasa a este protagónico con gran solvencia, haciendo valer su claro timbre de tenor y creciendo interpretativamente a medida que transcurre la ópera. Cabe destacar también su trabajo como coordinador vocal en el coro.

En cuanto a Robinson, siempre es un placer oírla cantar. Su voz consigue matices notables y actoralmente también se desenvuelve muy bien. No podemos decir menos de Greice, quien estará maravillosa a lo largo de toda la velada, abordando pasajes realmente complejos y extremos que no hacen más que confirmar un nivel inmejorable de su parte. Llegando al final de la obra, es notorio cómo los personajes de ambas han trasmutado por completo pasando por la sensibilidad, el dolor, la venganza y la locura.

Contaremos también con la participación de Gastón Meza como Vicente, aquel amigo de Orestes que pudo alejarse de las riñas, y de los solistas Francisco Morales (Delegado), Cecilia Mailén Otero (Teresa), Patricia López (Vieja), Camilo Brambilla y David Reinhardt (Borrachos), todos muy bien en sus intervenciones.

Respecto al Coro, coordinado por Marlene Vega y Pablo Cena, podemos apreciar un ensamblado correcto, y presencia escénica durante sus apariciones, algo no menor debido a que representan “lo externo”, distintos aspectos del pueblo. Sí podría decirse que, en algunos números, se percibió una leve baja de intensidad en las voces graves respecto a las agudas, pero logró acomodarse rápidamente.

El entramado musical por supuesto lo completarán la orquesta Música en Escena y la directora, Silvana D´Onofrio. Es más que destacable la sonoridad del conjunto, ya que si bien la variedad instrumental que manejan es amplia, no estamos ante una orquesta muy numerosa pero logra sonar como tal. Como único detalle (aunque podría suponerse que responde principalmente a cuestiones acústicas del espacio), por instantes los matices parecen perderse un poco, tapando a las voces cantadas en caso de estar interactuando. Sin embargo, eventualmente se soluciona, y es muy agradable de escuchar el resultado final. D’Onofrio es muy expresiva y acertada en sus indicaciones, dejando en claro una constante atención a los detalles.

La puesta

A lo largo de la obra, notaremos además un muy logrado trabajo de Stefany Briones Leyton con la colorimetría de luces. En particular, los tonos rojos y oscuros para las escenas de locura y violencia, y los fríos para los momentos de dramatismo y cierto intimismo son un acierto. Como ya hemos visto en puestas anteriores de Música en Escena, la escenografía también es bastante despojada pero muy efectiva, ya que permite centrarse en la utilización del espacio por parte de los intérpretes y el mencionado juego de luces. En esta oportunidad, con el trabajo de Edgar Ocampo, solamente tendremos la simulación de lo que serían puertas / ventanales, además de la utilización de algún elemento puntual (jaulas, bufandas, etc).

Respecto al vestuario, de Mirta Liliana Palacio y Carolina Aldana, también está muy logrado, pues consigue situarnos en la época donde transcurre la acción. Mención especial, para el vestuario del coro, que si bien constaba de un traje de estilo gauchesco (incluyendo bombacha de campo), siempre llevó cierta aura a corifeo griego con su soltura y por el tono de color escogido.

El origen

Esta ópera surge como un pedido del Teatro Empire por sugerencia de Música en Escena para su autor, el Maestro Mario Dardis. El mismo comentó: “El proceso de composición consistió en una continua reflexión sobre la complejidad y riqueza de las relaciones humanas, intentando plasmar musicalmente las diversas situaciones y tensos ambientes (…)”. En esa sintonía, será clara la reminiscencia de cierta estética expresionista, mediante la utilización de registros extremos y contrastes, a veces violentos y expresivos, además de una variedad de timbres y una marcada elección de colores que acompañen la profunda expresividad del texto. El trabajo de Dardis es realmente muy interesante, consiguiendo abordar emociones tan diversas de manera óptima y convincente. Existieron breves fragmentos vocales en los que quizás el respeto hacia el texto producía cierta sensación de prolongación en la idea musical. Sin embargo, la totalidad de la propuesta es más que satisfactoria y, en particular, el número final merece especial aplauso.

En un contexto de constante incertidumbre para la actividad artística en general, no es menor mencionar que El Reñidero es la tercera co-producción entre Música en Escena y el Teatro Empire y que, además, ofrece un descuento especial en las entradas para jóvenes de hasta 24 años (a tan sólo $5.000) con la intención de seguir conectando con nuevos públicos. Es que históricamente el Empire ha sido un espacio de variadas audiencias, que toma también el legado de Antonio Leiva para crear un espíritu de equipo, colaboración y solidaridad. Por ello nos parece importante acompañar, difundir y celebrar propuestas como estas, que acercan una producción completamente original, en un teatro abierto y con una compañía que entiende a la ópera como un arte total, crítico y concientizador.

Ficha técnica

“El Reñidero”, ópera en dos actos. Música de Mario Dardis, basado en obra teatral homónima de Sergio de Cecco sobre tragedia griega “Electra” de Sófocles. Adaptación libreto: Antonio Leiva – Ana María Rozzi de Bergel. Intérpretes: Susana Palomeque Flores / Adriene Greice (Elena Morales); Matías Klemm / Pablo Cena (Orestes Morales); Lídice Robinson / Melina Belén Álvarez / Ericka Cussy Alcón (Nélida Morales); Jorge Balagna / Antony Fagundez (Pancho Morales); Alejandro Schijman (Santiago Soriano); Francisco Morales / David Reinhardt (Delegado); Gastón Meza (Vicente); Cecilia Mailén Otero / Carolina Bejar (Teresa); Mariángeles Notta / Patricia López (Vieja); coro y orquesta Música en Escena. Coordinadores de Coro: Marlene Vega / Pablo Cena. Pianista Acompañante: Mario Dardis. Dirección Musical: Silvana D ´Onofrio. Reggie: Silvana D ´Onofrio sobre puesta de Antonio Leiva. Coreografía: Cecilia Mailen Otero. Realización De Vestuario: Mirta Liliana Palacio/ Carolina Aldana. Diseño y Realización De Escenografía: Edgar Ocampo. Diseño De Luces: Stefany Briones Leyton. Fotografía: Anggie Zamora Valladares. Operación De Luces: Pablo Barbetta. Escenotécnico: Miguel Ángel Segovia. Maquillaje Y Peinado: Bárbara Padin. Diseño Gráfico Y Redes: Nicolás H. Quaglini. Asistencia De Escena: Francisco Eduardo Filomena. Prensa: Analía Cobas – Cecilia Dellatorre. Idea y Concepción Del Proyecto: Antonio Leiva. Puesta en escena: Música En Escena / Teatro Empire. Producción Ejecutiva: Cristian Frenczel – César Mathus – Anggie Zamora (Teatro Empire), Silvana D´onofrio Elisa Calvo – (Música En Escena). Producción General: César Mathus (Teatro Empire) – Silvana D´onofrio (Música En Escena). Duración: 125 Minutos. Teatro Empire, Sábado 19 a las 20 hs. Próximas funciones: Sábado 26 de octubre a las 20h / Jueves 24 de octubre a las 20h / Domingo 3 de Noviembre a las 18h.

Leer anterior

Giselle en el Colón: Sincronía y Belleza Escénica

Leer siguiente

Gaechinger Cantorey presenta “El Mesías” de Händel en el Teatro Colón

Más publicaciones