El 20 de abril, Pascua de Resurrección, la noticia del fallecimiento del Papa Francisco conmovió al mundo. El director y pianista Daniel Barenboim, con quien compartía origen porteño y una firme convicción humanista, publicó un mensaje en redes para despedirse del Pontífice.

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El director y pianista argentino-alemán compartió en sus redes un texto en el que evocó su encuentro con el Pontífice en 2014, subrayando su compromiso con el humanismo, la paz en Medio Oriente y su amor por la música.

«Con la partida del Papa Francisco, hemos perdido a uno de los seres humanos más notables y a uno de los papas más influyentes. Fue el primer jefe de la Iglesia Católica no europeo.

Conocí al Papa Francisco por primera vez en 2014. Compartimos una conexión inmediata, no solo porque ambos nacimos en Buenos Aires y compartíamos una lengua común, sino también porque compartíamos una profunda creencia en el humanismo. Como dijo Edward Said: ‘el humanismo es la única resistencia que tenemos contra las prácticas inhumanas y las injusticias que deforman la historia humana’.

En sus palabras y sus acciones, el Papa Francisco siempre antepuso su compromiso con el humanismo. Su empatía y su entusiasmo por inspirar una reforma lo distinguieron. También era un oyente devoto de música clásica y me impresionó, en muchas ocasiones, con sus conocimientos y percepciones. Estaba profundamente comprometido con lograr una paz duradera en Medio Oriente, otra causa que compartíamos. Se lo va a extrañar mucho.

Daniel Barenboim»

En una entrevista concedida en 2018 al diario La Nación, Barenboim había dicho: “El Papa, por su lado, representa para mí algo muy especial. Se le huele la humildad y la sinceridad. Eso es muy raro en una persona pública. Yo creo que él, realmente, dice lo que piensa, y piensa lo que dice. Que son dos cosas diferentes.”

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El Papa melómano y la música como espacio de comunión

A lo largo de su papado, Francisco manifestó en varias oportunidades su afición por la música clásica. En 2022 sorprendió con una visita fuera de agenda a una tienda de discos en Roma, donde fue filmado por un periodista al salir con un CD bajo el brazo. Los dueños del local habían entablado relación con él años atrás, cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires y visitaba la tienda durante sus estancias en Roma. En esa ocasión, el Papa fue a bendecir el local tras su renovación, y recibió como obsequio una grabación que no trascendió públicamente.

Francisco solía escuchar a compositores como Beethoven, Mozart, Bach y Wagner, y en una entrevista declaró su admiración por intérpretes como Wilhelm Furtwängler y Clara Haskil. Su preferencia por el Et incarnatus est de la Misa en do menor de Mozart y el Erbarme dich de la Pasión según San Mateo de Bach revelaban un vínculo profundo con el repertorio sacro, que asociaba con lo trascendente. También encontraba en la ópera referencias simbólicas para su visión pastoral, como el enigma de Turandot o la figura de Parsifal.