Concluyó el ciclo dedicado a La Sylphide en el Teatro Colón

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Concluyó el ciclo dedicado a La Sylphide, de Filippo Taglioni, título representativo por excelencia del ballet romántico. Una coreografía perdida, que pudo reponerse gracias a la restauración del maestro Pierre Lacotte, realizada luego de una minuciosa investigación. La música, compuesta por el francés Jean-Madeleine Schneitzhoeffer, y ejecutada por la Orquesta Estable del Teatro Colón, estuvo dirigida bajo la batuta de la eximia directora Tara Simoncic.

Por Luz Lasalle y Carolina Lázzaro / PH: Máximo Parpagnoli

Reconocemos nuestras expectativas frustradas de ver en escena a Misty Copeland, quien no realizó las funciones esperadas en el rol de la Sylphide, aunque nos vimos compensadas por la presencia del prestigioso bailarín argentino Herman Cornejo, actualmente integrante del elenco principal del American Ballet Theatre, que una vez más arrancó los efusivos aplausos del público con sus variaciones.

Esta emblemática obra abrirá las puertas a la era del ballet romántico con su temática antagónica entre el amor terrenal y el amor inalcanzable, encarnando así la nostalgia y la melancolía del propio ser. La Sylphide es la apoteosis del ballet blanco. Además este ballet contiene una historia en sí misma, ya que el papel principal fue creado por el coreógrafo para su hija Marie Taglioni, siendo ella la primera mujer en alzarse sobre las puntas de sus pies. Será por esto que el trabajo sobre las puntas se encuentra realmente cuidado dejando de lado el virtuosismo exagerado para centrarnos en su peculiar función: elevar la figura femenina hasta volverla etérea, sutil, volátil. Este cuento danzado tiene su concreta y específica narración corporal, en donde un hombre pronto a casarse es elegido por una sílfide (espíritu femenino del aire y de gran belleza según la tradición hermética europea), la cual lo enamora y lo confunde, en medio de los preparativos de su boda. Los diferentes sucesos de la historia, con bruja hechicera incluida, lo llevarán no sólo a perder su amor terrenal, sino también, envuelto en  caos y obsesión, a quitarle la vida a su volátil amor.

La cultura escocesa es el marco para esta trágica historia de amor. Herman Cornejo, con una enorme experiencia en esta obra, embebido en el papel de James: un escocés que se disputa entre la alegría y el amor terrenal de su prometida Effie (Camila Bocca) y la aparición de La Sylphide, interpretado estupendamente por Macarena Giménez, en remplazo de la ausente invitada Misty Copeland. No faltarán para el varonil personaje los espectaculares entrechats que dejan en evidencia la excelentísima técnica de nuestro querido bailarín.

Los trajes escoses, en contraposición con los vaporosos vestuarios de las sílfides, ponen de manifiesto estos dos mundos que conviven en la misma historia (marca registrada del ballet romántico). Las excelentes interpretaciones de los bailarines recrean la idea de un ser sobrenatural que sólo puede ser visto por su elegido, muy bien logrado en el hermoso pas de deux que llevan a cabo los prometidos, el cual es intervenido por la mágica figura, interponiéndose delicadamente entre los dos. La escenografía no se queda atrás, muy bien pensada para lograr las apariciones y desapariciones de este ser etéreo, que enamora, no sólo al protagonista, sino también al público en general.

 

El segundo acto da lugar al nudo y desenlace de esta historia. La apertura del telón nos lleva un frondoso bosque donde un séquito de andróginas brujas, lideradas por Magda (Igor Gopkalo), se encuentran reunidas alrededor de un caldero. En una danza tribal de clara impronta contemporánea, con grandes saltos fuera de la línea clásica, giros, impulsos y un buen manejo del suelo, con ese toque justo de maldad y venganza, sacarán un velo del caldero y le harán creer a James que es una prenda mágica, y que sólo con ella podrá atrapar a la Sylphide.

La escenografía realmente logra un clima de cuento maravilloso, con una utilización de toda la profundidad del escenario, transparencias y humo. Se emplearon una gran cantidad de mecanismos para lograr el efecto volátil que necesita este personaje. Una innumerable cantidad de hermosísimas variaciones que deleitaron al público con su delicada aparente sencillez: unísonos, solos y dúos, sin perder de vista en ningún momento las dinámicas etéreas en contraposición con la fuerza del terrenal personaje masculino. Hasta llegar al inesperado final, un delicado pas de deux que pondrá fin al utópico amor, por la inexplicable insensatez de James: la mítica figura del hombre confiado e inocente, que se arroja irremediablemente hacia su perdición, producto de los ardides y trampas que le tiende la malvada mujer/bruja. 


 

DIRECTORA DEL BALLET ESTABLE DEL TEATRO COLÓN 

Paloma Herrera 

ELENCO

LA SYLPHIDE 

Macarena Giménez 

JAMES 

Herman Cornejo 

EFFIE 

Camila Bocca 

MAGDA/LA BRUJA 

Igor Gopkalo 

GURN 

Edgardo Trabalón 

LA MADRE 

Analía Sosa Guerrero 

PETIT PAS DE DEUX 

Natalia Pelayo  Y David Gómez 

LAS BRUJAS

Maximiliano Cuadra, Rodrigo Cuadra, Julián Galván, Matías de Santis, Roberto Zarza, Fernando Nobre

TRES SYLPHIDES 

Ludmila Galaverna, Ayelén Sánchez, Emilia Peredo Aguirre

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