
75 años del Collegium Musicum. Entrevista a Ricardo Grätzer.
El Collegium Musicum de Buenos Aires cumple 75 años dedicados a la enseñanza musical. La institución fue fundada en el año 1946 por el compositor y pedagogo Guillermo Graetzer, a quien se sumaron luego Erwin Leuchter y Ernesto Epstein, inmigrantes centroeuropeos que al igual que Graetzer habían escapado del Nazismo.
Desde MCBA hablamos con Ricardo Grätzer, sobrino de Guillermo, quien hace décadas tiene el desafío de continuar el legado y proyectar el futuro de la institución.
Por Maxi Luna.
Están cumpliendo 75 años ¿cómo fueron los inicios?
Vamos a hacer un poco de historia y comprender qué vacíos llenó la institución cuando se creó hace 75 años.
El movimiento se dio a partir de inmigrantes centroeuropeos que vinieron escapando de la guerra y se encontraron en la Argentina con muchas ganas de seguir con sus actividades culturales. Es así como primero formaron un coro. A partir de la formación del coro encontraron también la necesidad de formarse de una manera más orgánica. Entonces ahí nace el Collegium Musicum, fundado por Guillermo Graetzer, hermano mayor de de mi papá, que era músico, compositor, director de coro y pedagogo. Él le pidió casi inmediatamente ayuda a otros dos grandes músicos: Ernesto Eipstein, quien se hizo muy famoso en la Argentina a través de sus audiciones de divulgación musical, y Erwin Leuchter.
No quiero abundar respecto a las actividades que se fueron creando, pero sí cuáles fueron los aportes importantes que hizo el Collegium que en aquel momento no existían. Al formar el coro dan nacimiento, de manera paulatina, a una gran cantidad de coros profesionales. Porque lo que más existían eran coros de las colectividades, y eventualmente el coro del Teatro Colón que cumplía el rol de actuar en las óperas. Por otro lado, introducen en la Argentina ciclos de conciertos de cámara y la particularidad de que los mismos eran comentados. La gente no solamente escuchaba buena música sino que explicaban de qué se trataba.
Es muy impresionante leer en los archivos que tiene el Collegium la calidad de músicos que actuaban, y que después con el correr de los años fueron algunos de los más destacados de nuestro medio. También fueron incorporando muchas obras de música antigua, que era un terreno bastante desconocido en Buenos Aires y en el otro extremo también de música contemporánea.
¿Cómo hace una institución de este nivel dedicada a la música para sostenerse durante tanto tiempo?
En aquella época, como una manera de sostener las actividades, se le pedía apoyo a los mismos integrantes del Collegium. Se constituyó por ello como Asociación Civil para que aporten con sus cuotas sociales. Otra manera de juntar fondos era hacer conciertos extraordinarios a fin de año y como había alguna gente con poder adquisitivo muy alto, que tenía quintas de enormes proporciones, se usaban en esos lugares para hacer conciertos que duraban todo el día. Eran realmente fantásticos y participaban los grupos del Collegium. Todos colaboraban, se llevaba comida para vender y la gente llevaba mantas para sentarse en los jardines.
A todo esto te quiero contar una anécdota que a la luz de la actualidad casi suena inverosímil: hoy las distancias se recorren de manera relativamente rápida pero en esa época no. Hemos llegado al punto, en aquellos tiempos, de que Ferrocarriles Argentinos pusiera un tren gratuito a disposición del Collegium para que los socios pudieran trasladarse a alguna de esas quintas.
La institución es una asociación civil sin fines de lucro, es una entidad declarada de Bien Público, por el monto de becas que otorga, es considerada de interés nacional por el presidente la Nación y de interés cultural por ambas cámaras del Congreso de la Nación y de interés cultural por el Ministerio de Educación de la Nación y recientemente de interés educativo por la Legislatura. La filosofía que tenemos es que nadie debería verse privado, no sólo de una educación musical sino de una formación humanística. Ese siempre ha sido un punto muy sensible porque en la Argentina no hay una cultura de apoyo a la iniciativas y desarrollos privados, que se apoyan en la educación y la cultura. Hubo épocas donde el Collegium ha sido muy conocido en toda Latinoamérica y en todo el mundo. Han venido muchos pedagogos importantes y se han quedado maravillados por la obra que hemos realizado, han manifestado su absoluto asombro por una institución que no es subvencionada por el Estado.
“La filosofía que tenemos es que nadie debería verse privado, no sólo de una educación musical sino de una formación humanística”
Un verdadero faro cultural…
Sí, y los primeros 10 años fueron los de aportes más novedosos e importantes. En los años 50 se trae a la Argentina la flauta dulce que acá no existía. Dentro del seno del Collegium la expresión corporal del departamento niños fue un hito realmente importante también.
Alrededor de 1957 en la Argentina se decide cambiar los programas de la escuela primaria y entre ellos, por supuesto, el programa de música que estaba esencialmente compuesto por marchas patrióticas. Hubo un consenso para pedirle al Collegium, si podía colaborar, entonces se formó una comisión que se encargó de elaborar ese programa de música para la escuela primaria. Se aprobó sin cambiarle ni una coma y básicamente es el programa que sigue vigente hoy en día, obviamente a través de los años ha habido cambios, pero la base sigue siendo la misma.
La institución siguió creciendo, se agregó el departamento jóvenes, el departamento adultos y tuvo un instituto de formación docente, con una rama de iniciación y lenguaje musical, que incluía flauta dulce, el profesorado de expresión corporal, conciertos para niños, que eran una novedad, que tenían un relator y que por más de 30 años se hicieron en la sala Martín Coronado del teatro de San Martín los domingos a sala llena.
¿Cuáles son tus recuerdos de tu tío Guillermo (Graetzer)? Tanto en sus enseñanzas a nivel musical como a nivel humano.
Él fue un fantástico maestro, yo lo recuerdo en dos facetas porque lo tuve como docente en el Collegium y además fue mi primer maestro de piano. Era una persona seria, pero tenía un ángel muy particular y era sumamente creativo. Nos estimulaba mucho y nos ayudó a crecer musicalmente.
“Por la institución pasaron también músicos que luego fueron muy importantes, como Andrés Spiller, Carlos López Puccio y Alejandro Lerner, entre muchos otros”
¿Cómo llegaste a continuar su legado como director de la institución?
Yo fui creciendo dentro del Collegium, pasando de docente por todos los departamentos, hasta coordinador de los departamentos jóvenes y adultos y en algún momento me encontré en la dirección, que en aquella época era colegiada. Estaba Guillermo (Graetzer) y Ernesto Epstein, entre otros, y me incorporaron a mí también. Esos fueron momentos de tensión también, cómo se produce en cualquier institución colegiada, que ya ha vivido una cantidad de años y en la que empieza a incorporarse gente más joven y empiezan a debatirse ideas. Pero se fue dando de manera natural por la desaparición paulatina de la generaciones que me precedieron y yo lo viví, y lo vivo aún hoy en día, como un desafío enorme.
El Collegium es una institución muy importante, que tiene una rica historia y el grado de responsabilidad de dirigirlo es muy alto. Tratar de estar a la altura de estos grandes músicos que fundaron la institución y la hicieron crecer, a mí muchas veces me pesó y me hizo dudar incluso, si yo estaba a la altura de ese desafío. Muchas veces también traté de contrarrestarlo pensando si en estos días tan difíciles ellos hubieran podido fundar una institución de estas características. Los primeros 30 años vivíamos una época donde era otra Argentina, siempre la cuestión económica fue un problema, pero había lugar para el lirismo, todavía se podían hacer cosas donde el dinero no estuviera de por medio, y hoy eso es prácticamente imposible.
Hemos hablado de la parte educativa pero no hablamos de una parte muy importante del Collegium, que son las actividades artísticas.
Así es. Nosotros, por ejemplo, fundamos junto a Juan Alberto Shultis el Estudio de Música Renacentista que duró 20 años. Era un grupo muy bueno y con programas muy inusuales en esa época. Hacíamos realmente conciertos de una calidad musical muy alta, con programas temáticos dedicados a la música medieval y renacentista.
Por la institución pasaron también músicos que luego fueron muy importantes, como Andrés Spiller, Carlos López Puccio y Alejandro Lerner, entre muchos otros. Hemos realizado conciertos muy importantes, como uno en el Teatro Colón, en una época muy difícil para el Collegium Musicum, en el que la Camerata Bariloche y Les Luthiers se presentaron juntos en un escenario por primera vez. Luego hicimos otro concierto en el Colón con el violinista Alberto Lysy, que fue alumno de Lejrko Spiller, y también había tocado en los conciertos de cámara del Collegium cuando tenía apenas 7 u 8 años. Yo mismo integré la Camerata Bariloche cuando él la dirigía y viajamos al exterior en el año 1968.
Siempre hemos buscado alguna vuelta para que los conciertos tengan algún atractivo especial. Desde el 2007 se había hecho una costumbre, que se interrumpió con la pandemia, terminar el año con un concierto extraordinario en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires a cargo del Estudio Coral de Buenos Aires, de López Puccio. Una vez incluso, junto a la Camerata Bariloche, fue especialmente gratificante porque se grabó un disco en vivo, con la dirección técnica de Lito Vitale.
La verdad es que hay un montón de eventos musicales que hemos podido realizar y es bueno tenerlos presentes.
Volviendo al plano educativo, ¿qué es lo que distingue al Collegium de otras instituciones musicales?
Nosotros tenemos que pensar en los deseos de los padres de hoy, que son muy amplios. En épocas de oro del Collegium Musicum hemos llegado a tener más de 2000 alumnos, pero la sociedad ha cambiado mucho. Hoy los padres piensan si preparan a sus hijos en informática, para aprender un idioma o practicar un deporte. Además hay muchas instituciones que enseñan música actualmente. Pero yo creo que la ventaja que tiene el Collegium Musicum es que es una institución sólida en cuanto a la organización. Tenemos un organigrama bien consolidado con una coordinación por materia, un apoyo constante a los docentes y creo que eso los jerarquiza.
Si bien la pandemia ha sido un golpe duro al principio, por supuesto sabemos que en música no es precisamente lo ideal el trabajar de manera virtual con el problema de la simultaneidad, yo creo que hemos aprendido mucho. Y esto es algo que no tenemos que desperdiciar. Hemos sabido crear cosas nuevas, de tal manera que no solamente estamos mejor preparados para la presencialidad con muchos planes nuevos, sino que sabemos que la virtualidad llegó para quedarse y que va a ser una rama más de la educación, porque vimos que mucha gente, que por cuestiones de distancia o logística no podía enviar a sus hijos de manera presencial, si ha podido participar de nuestras propuestas virtuales. Te puedo decir que tenemos alumnos desde Jujuy a Tierra del Fuego y hasta tenemos algunos del exterior.
Hemos podido retomar, además algo que estaba muy olvidado, que eran los talleres de capacitación docente y que han tenido un enorme éxito. Estos han sido descubrimientos muy importantes y agrego algo que creo que es muy valioso, que es acercar a puestos de decisión a gente joven con larga experiencia dentro de la institución.
La responsabilidad que tengo como director es la de pensar en la continuidad del Collegium. Nos hemos embarcado con total seriedad en esta tarea al incorporar gente con el empuje que tienen los jóvenes, con ideas frescas, sangre nueva y además dándoles libertad para que no se sientan coaccionados o limitados por nuestra experiencia y creo que está dando buenos resultados.
“Tenemos que reforzar lo que pregonamos, que es ‘aprender música haciendo música’”
¿Cuáles son los proyectos a mediano y largo plazo en la institución?
Los proyectos más importantes están focalizados en la parte presencial. Tenemos que reforzar lo que pregonamos, que es “aprender música haciendo música”.
En otro aspecto, estoy trabajando con mucha seriedad y mucha fuerza para que el Collegium pueda volver a tener un lugar propio para funcionar. Nosotros estamos muy limitados trabajando solamente los sábados, y además en un lugar que no es propio. Obviamente estamos muy agradecidos al Ministerio de Educación de Buenos Aires que nos autoriza esto. Somos la única entidad privada que tiene la autorización de funcionar en un espacio público gracias a nuestra trayectoria, pero necesitamos un espacio propio que nos permita desarrollar toda esta fuerza, teniendo toda la semana un lugar para poder desarrollar más proyectos.
¿Cómo te imaginas la institución de acá algunos años cuando ya no estés a cargo?
Yo no me considero un líder. Las circunstancias me pusieron en una situación de liderazgo. Yo soy un músico que finalmente terminó encallado en un rol administrativo. Me han restado mucho tiempo y me han generado mucha mala sangre las cuestiones administrativas. Soy una persona que siempre ha sido muy colaborativa, me siento más cómodo en un rol secundario que en uno de liderazgo. Cuando ya no esté en el día a día seguiré en un rol de asesoramiento, porque la experiencia no son solamente los años, la experiencia también implica estar muy embebidos de la filosofía de la institución y tener una visión completa de la institución. Entonces lo vislumbro con alegría. Estoy mirando hacia el futuro deseando que llegue el momento que se vayan concretando estos pasos que te comento como para ir delegando cada vez más hasta poder desprenderme completamente.

POR AMOR A LA MÚSICA. COLLEGIUM MUSICUM 70 AÑOS DE UNA INSTITUCIÓN PIONERA E INNOVADORA
Libro escrito por Dina Poch de Grätzer, en el que narra el nacimiento y desarrollo del Collegium Musicum de Buenos Aires y recorre la historia de un emprendimiento educativo musical único en la vida musical argentina, impulsado por su fundador, Guillermo Graetzer. info@collegiummusicum.org.ar
El Collegium Musicum tiene abierta su inscripción para el ciclo 2022 con propuestas presenciales y virtuales para niñas y niños de todas las edades.
En medio de la pandemia, comenzaron con una iniciativa que resultó un total éxito: clases virtuales de instrumento (ukelele, guitarra, canto y teclado/piano) para grupos de 4 niños de 7 a 12 años. Este proyecto, que nació con 4 grupos, actualmente tiene 28 grupos donde no sólo participan alumnos de Capital, sino también del conurbano, toda la Argentina e inclusive de Latinoamérica y Europa.
También se realizan cursos de perfeccionamiento docente, actividades musicales y de movimiento para adultos.
Más información en: https://www.collegiummusicum.org.ar/nuestras-actividades