“Colaboración” y “Tomar partido”, disponibles en versión online

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Foto: Carlos Furman.

 

El genial regisseur Marcelo Lombardero nos lleva a otra de las ramas escénicas: el teatro. En este caso Lombardero ha pasado de su rol habitual como director de escena en la ópera a director de teatro y para eso ha elegido dos piezas del dramaturgo y guionista sudafricano Ronald Harwood:

“Colaboración” y “Tomar partido”. 

 

El contacto con la música está muy presente, no solo por la existencia de música en vivo, sino porque ambas historias están basadas en la vida de importantes artistas, el compositor Richard Strauss y el gran director de orquesta Wilhelm Furtwängler y plantean el dilema moral de artistas que construyeron su propia realidad por encima de la realidad común, creyendo poder superar las contingencias de la historia. 

 

«Estas obras son parte de las obsesiones del autor que también son las mías; por un lado la música como forma y por otro la posición del arte y los artistas frente a la dictadura y el terrorismo de Estado», dijo Lombardero a la Agencia de Noticias Télam en 2019. 

 

El elenco de ambas piezas cuenta con los roles protagónicos de Osmar Nuñez y Boy Olmi, y el reparto está integrado por Lucila Gandolfo, Néstor Sánchez, Sebastián Holz y Romina Pinto. Victoria Gaeta en canto, Mariano Manzanelli en piano y Agostina Sémpolis en violín, conforman el equipo musical. 

La asistencia de iluminación es de Agustín Di Grazia, la asistencia de escenografía es de Martina Nosetto, la asistencia de vestuario es de Josefina Minond, la asistencia artística es de Florencia Ayos, la iluminación es de Horacio Efrón, el vestuario es de Luciana Gutman, y la escenografía es de Gastón Joubert. Diseño y puesta de sonido y video: Gabriel Busso, Marcelo Manente.

Si bien Colaboración fue escrita en 2008 y Tomar partido, en 1995, Marcelo Lombardero decide presentarlas juntas y toma sentido. 

Dirección de Marcelo Lombardero.

Traducción de Jorge Fondebrider.


Sobre el autor y las obras:

Ronald Harwood (Ciudad del Cabo, Sudáfrica; 1934) escribió 24 piezas teatrales, 19 guiones cinematográficos llevados al cine por importantes directores y una treintena de libros. Buena parte de ese material tiene como protagonistas a músicos, actores y artistas, como es el caso de El vestidor (The dresser, 1980), su pieza más famosa. Otras se centran en el período nazi y presentan dos núcleos perfectamente diferenciados: por un lado, la películas Siete hombres al amanecer (Operation Daybreak, 1975; sobre el asesinato de Reinhard Heydrich, principal impulsor del Holocausto), 7 crímenes (The Statement, 2003; recreación ficcional de la postguerra del colaboracionista francés Paul Touvier) y El pianista (The Pianist, 2002), de Roman Polanski, que, basada en la autobiografía de Wladyslaw Szpilman, le valió a Harwood un Oscar y la Palma de Oro del Festival de Cannes. Del otro lado hay tres piezas teatrales: Tomar partido (Taking Sides, 1995), Colaboración (Collaboration, 2008) y An English Tragedy (2008, sobre el  fascista inglés John Amery). Las dos primeras plantean el dilema moral de artistas que construyeron su propia realidad por encima de la realidad común, creyendo poder superar las contingencias de la historia. Los personajes, respectivamente, son el gran director alemán Wilhelm Furtwängler, quien debe explicar cómo prosperó durante el Tercer Reich, y el compositor Richard Strauss, quien debe elegir entre colaborar con el escritor judío Stefan Zweig o con los nazis. Ambas historias, basadas en documentos, permiten reflexionar sobre el lugar que les cabe a los intelectuales y artistas cuando el mundo no admite medias tintas; examinan la idea del compromiso desde todos los ángulos posibles, y tientan los límites de la condición humana planteando más de un interrogante sobre el pretendido altruismo de nuestra especie.

 

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