Entrevista a Claudia Montero
Claudia Montero nació en Buenos Aires y se formó en el Conservatorio Alberto Ginastera en composición, pedagogía musical y piano. Compositora, docente y disertante, ha recibido numerosos encargos de solistas, grupos de cámara y organismos sinfónicos como la Royal Liverpool Philharmonic.
Entre otros reconocimientos, Claudia Montero está galardonada con cuatro Latin Grammy por mejor obra clásica contemporánea y mejor álbum de música clásica. Reside en España, donde realiza un máster de estética y creatividad musical y es profesora de composición en conservatorios superiores. Además, este año fue nombrada compositora residente del Palau de la Música de Valencia, teniendo a su cargo producción de obra y curaduría de jóvenes compositores.
Por Fernanda Lastra para el ciclo Compositores.AR* – Entrevista Nº3.
Sabemos que empezaste estudiando piano, ¿cómo fue ese pasaje, si es que lo hubo, desde la interpretación a la composición?
Si bien yo empecé estudiando piano de pequeña, aunque no terminé la carrera, mi objetivo siempre fue hacer la carrera de composición. Me formé en pedagogía musical, en piano, para cumplir con todos los requisitos para entrar en composición. Desde chica sabía que iba a ser compositora, lo tenía claro ya a los 13 años, porque me daba cuenta que era capaz de generar ideas y estructuras sencillas, pero que iba a necesitar un montón de recorrido académico.
Confieso que tampoco empecé estudiando composición. Cuando terminé la secundaria estudié ingeniería dos años. Tengo una gran pasión por las ciencias, por los números, por las matemáticas; fue una disyuntiva, pero a los 19 me dije “Quiero ser profesional”. Y la única forma de ser profesional, por lo menos para mí, en ese momento, era formarme académicamente.
Fuiste por mucho tiempo profesora del área de composición, ¿cuál es tu relación con la docencia, específicamente desde la composición?
Mi relación con la docencia no es solamente desde el momento en que yo la ejerzo, sino desde el momento en que fui alumna. Ahí uno tiene la posibilidad de ver qué profesor te gusta más y qué profesor te gusta menos. Por ejemplo, para mí era muy importante no perder mi propio lenguaje, y era un poco complicado encontrar ese espacio donde se te permitiera crear libremente en un estilo que uno ya tiene incorporado.
Por supuesto que hay materias donde se debe escribir con determinadas técnicas específicas. Ahí no es posible negociar. Ahí hay que aprender. Pero en la asignatura de composición tuve suerte, porque no tuve que negociar con mi maestro. Incorporé todo el conocimiento que se refiere a la técnica de desarrollar, pero siempre respetando mi lenguaje. Eso fue lo que me permitió generar material propio desde mi carrera académica y que yo después podría mostrar y hasta hacer sonar.
Hay una gran mayoría de compositores que cuando terminan la carrera dicen: “Bueno, ahora voy a empezar a escribir lo que me gusta”. En mi carácter de docente les digo que no, que “vamos a empezar a escribir lo que te gusta ahora”. Porque sino son cinco años desperdiciados de su vida. Hay que formar un pequeño catálogo, yo le digo “los básicos de supervivencia”, porque tenés que tener una cierta cantidad de material para mostrar y también hay que ser prácticos. Me ha pasado que me dicen “Me pidieron hacer algo para un instrumento rarísimo”; y yo les pregunto “¿Pero aparte de tu amigo que te lo pidió, quién más va a tocar esa obra?”. Lo cierto es que la evaluación docente es algo que me produce mucho enriquecimiento porque puedo, por sobre todo, orientar a los alumnos que están, más o menos, como estaba yo al principio. En mis clases no se salvarán de componer lo que tienen que componer, pero siempre serán totalmente libres en el estilo que ellos quieran trabajar.
¿Cómo elegiste la ciudad de Valencia para vivir?
Creo que soy una más de los miles de argentinos que nos fuimos después del corralito. Si tuviera que hacer eso hoy, no sé si podría. Fue un gran esfuerzo físico y psicológico. Creo que fue una cosa inconsciente, no lo pensé mucho y fue muy duro porque nadie quiere dejar su país en una circunstancia así. Pero como mi padre era español, estar en España era estar un poquito más con mis raíces, y no me era lejano. Llegué primero a Madrid, donde estuve unos meses, pero había un nivel de hostilidad importante y me hablaron de Valencia. Fui a explorar y me encantó, además contaba con tres conservatorios superiores y tenía posibilidad de trabajar. Al año, empecé a trabajar ya sin parar.
Tu música está recorriendo el mundo, ¿cómo es el proceso de trabajar con organismos sinfónicos tan importantes?
Te confieso que al momento del primer ensayo con la orquesta estoy en un estado de pánico. También tiene mucho que ver por cómo sos recibida por el director, esa es la puerta de la conexión con la orquesta. La experiencia es por un lado atemorizante, pero por el otro lado es un disfrute inexplicable. Cuando te sentás en la butaca y empezás a escuchar tu música y te das cuenta que tenés enfrente a una orquesta como la Liverpool tocándola es simplemente maravilloso, y te dan ganas de repetir. Pero hay mucho estrés hasta que empieza a sonar, hasta que empiezan a acomodarse las cosas. Y también hay que entender los tiempos de los directores. Al principio, ya a los cinco minutos tenía ganas de decirle cosas, pero hay que ser pacientes porque tiene que hacer su trabajo. Incluso para dirigirse a los solistas de fila, uno debe decirle al director. Igualmente si hay mucha conexión, los solistas son los que se acercan a consultar o pedirte algún consejo sobre la articulación, pero siempre respetando la figura del director.
Mi momento como compositora termina cuando pongo la doble barra y entrego la partitura. Luego le corresponde al director. Si tengo el privilegio de estar en el estreno o en un ensayo, maravilloso. Pero si no él debería poder sostenerse con ese material y yo respetar su lectura.
Sos ganadora de cuatro Grammys, imagino lo que debe haber sido el momento de la entrega de los premios, ¿cómo fue todo el proceso hasta llegar a este momento?
Una cosa es el primero, cuando en el 2014 gané con el Concierto para Violín y Orquesta, era absolutamente inexperta. Un día se me había cruzado por la cabeza que quería ganar uno, entonces hice la grabación de mi disco junto a Lucía Zicos, en Buenos Aires, y fue como una premonición. Estaba en la cabina escuchando las tomas y en un momento sentí esa energía y dije “Voy a presentarlo”. Hay una anécdota preciosa con el ingeniero de sonido, que estaba descargando archivos, y me dice “¿Claudia, qué nombre le pongo la carpeta?”, yo lo miro y le contesto “Camino a los Grammys”. Yo todavía no había logrado tener mi membresía en la academia, ni mucho menos todo el proceso previo de inscripción, que es muy largo. Cuando me vi nominada quería hablar y abrazar a todo el mundo y cuando fui a la gala no entendía nada, estaba maravillada con la organización que es tan impresionante. Cuando dijeron mi nombre yo no lo podía creer. Mi esposo, que estaba al lado mío, me decía “Montero, Montero, te lo dieron”, fue algo realmente muy auténtico.
La segunda vez, en 2016, me presenté con el Cuarteto para Buenos Aires, fui con expectativas de ganar. Me decía “Si estoy entre los cinco nominados, puedo ganar”. Me acuerdo que había muchas escaleras y yo, que estaba con tacones y vestido, conté los escalones (siete) por si me tocaba subir a recibir el premio (para no tropezarme frente a las cámaras de televisión). Tenía mucha fe.
La última vez, en el 2018, que gané dos, me acuerdo que la gente me decía que no iba a ganar ambos porque nadie ganó dos la misma noche en la categoría música clásica. Pero yo pensaba: “Puedo ser la primera, ¿por qué no?”. Cuando me encontré con dos estatuillas en la mano, que pesan mucho, no lo podía creer. Pero hay una fuerza que te mueve a decir “esto lo puedo conseguir, lo puedo lograr”. Espero que no sean los únicos y que vengan más Grammys (risas).
Hiciste la producción de tus discos, ¿cómo fue la transformación y aprendizaje desde tu primer CD hasta el último?
Todo aprendí, yo no sabía ni siquiera cuál era la función de un productor. Me di cuenta que era hacer todo, desde buscar las localizaciones (en el caso del videoclip) hasta ocuparte de las cuestiones económicas. Pero desde el primer disco hasta el último fui creciendo, sobre todo en el trabajo en equipo, que si bien se fueron incorporando cada vez más personas, es el mismo equipo desde el principio. A mí me gusta participar, no solamente con la música que hay dentro, sino con todo lo que hay alrededor. Así que tuve que aprender a gestionar mis ideas claramente con cada uno. Yo los llamo Los Grammy team (risas).
Ahora vamos a empezar a trabajar con el siguiente disco, que es muy ambicioso porque es una obra importante, un encargo con coro, orquesta y solista. Es el desafío más grande que voy a abordar desde el punto de vista creativo. Ahora no se puede grabar (por la situación mundial de pandemia), pero creo que va a ser para mí un momento cumbre.
Hablando sobre tus nuevos proyectos, fuiste recientemente nombrada compositora residente del Palau de la Música. Contanos, ¿de qué se trata?
Tendré que componer dos obras. Una es la que te estoy hablando, que se va a incorporar en el próximo disco, y otra es una obra para un instrumento solista y orquesta. También hay un aspecto que me interesa mucho y que se vincula con tu pregunta sobre la docencia y es que voy a tener encuentros con jóvenes compositores y compositoras que va a implicar un trabajo intenso para que sus obras o avances puedan ser interpretados por la Orquesta de Valencia. Trabajaremos sobre cada material para saber si es conveniente cambiar la orquestación o abrir la posibilidad de un solo, etcétera, y que ellos en tiempo real puedan estar escuchando todo lo que están componiendo. Es una oportunidad única.
Para ir terminando, quería saber un poco más de vos, ¿cuál es tu hobby, tu pasión, por fuera de la música?
Tengo muchas, pero lo que me apasiona realmente es el cine. Este confinamiento… si te dijera que lo he aprovechado para componer, te estaría mintiendo. Estuve enganchadísima viendo series o películas en todas las plataformas que existen. Me imagino dónde están haciendo la toma, cómo está la cámara puesta. Ha sido una adicción.Sos muy visual
Total. Yo no puedo crear música si no me hago una especie de imagen en la cabeza. Muchas veces me han dicho por qué no hago música para películas, pero estar bajo la mirada de un director que, de pronto, te corta la música porque no encaja con la escena o no es demasiado “feliz” como él pretende, no es un desafío fácil. Es un paso que yo no estoy dispuesta a dar, salvo que me dieran garantías de una libertad total. Por ejemplo con Ennio Morricone terminaban adaptando las secuencias a su música, pero bueno yo no soy Morricone, y creo que no podría (risas).
¿Tal vez ese bagaje que tenés de lo visual también te ayudó en tu proceso de creación de Mágica y Misteriosa?
A la hora de hacer el videoclip me pregunté ¿qué es mágico y qué es misterioso? Mágica es la nieve y misteriosa una capa de terciopelo. Fue como la niña que sueña con hacer sus películas y sus ideas con su música.
Te agradezco muchísimo tu tiempo, la verdad que ha sido un placer conversar con vos.
Gracias por este lugar que me das para poder hablar, para contar cosas que no siempre se pueden decir en otros espacios. Me encanta acercarme a la gente desde la naturalidad y desde la humanidad. Espero también que, por favor, el mundo se ponga en orden y volver pronto a la Argentina.
Bonus track: Algunas preguntas que surgieron por chat en el vivo para Claudia Montero.
¿Como compositora mujer fue más difícil abrirte camino?
Fue complejo en el sentido que no tenía referentes cercanos en quienes apoyarme o que me dieran consejo. Así que pude desarrollarme un poco intuitivamente en los vínculos con los directores y músicos. Puede ser que al principio me miraran raro, tratando de ver fallos o aciertos, pero una vez superada esa etapa, no tuve inconvenientes. ¡Por suerte, creo que a medida que pasa el tiempo son menos los inconvenientes para las mujeres!
¿Cuándo y cómo empieza tu relación con la guitarra? ¿Tenés en carpeta escribir más?
Mi relación con la guitarra viene desde niña, porque, cuando dejé el piano, mis padres me compraron una guitarra y tomé clases durante tres años. Además de elegirla como instrumento complementario en el Conservatorio, es en este momento mi instrumento preferido. Su sonoridad, por momentos orquestal, su calidez, su fuerza, me motivaron a escribir para ella sola, en cámara, con flauta, voz y guitarra y el Concierto Luces y Sombras, que tantos buenos momentos me trajo. Sigo ahora con una obra extensa para guitarra y flauta, que será incluida en una producción discográfica y también con una obra encargada para México, un ensemble de guitarras. Feliz, amo la guitarra.
*Compositores.Ar es un proyecto de difusión de la música Argentina, una idea y producción de Fernanda Lastra, una de las jóvenes directoras de orquesta que hoy representan a la Argentina en el país y el exterior. Ver la entrevista completa a Claudia Montero en nuestro canal de YouTube.
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