¿Cuántas obras de Clara Wieck (más conocida como Clara Schumann) podríamos estar disfrutando si en el siglo XIX el contexto para la mujer hubiera sido otro? Probablemente tantas como Chopin, Liszt, Brahms o Mendelssohn escribieron.
Una mezcla de impotencia y sabor amargo se sienten al leer la frase de Clara Schumann:
«Alguna vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?»
Como esta, se pueden leer muchísimas otras expresiones frustrantes en los diarios de esta excelsa pianista y compositora, donde su condición de mujer era un impedimento para desplegar su descomunal talento. Es que, como todos sabemos, la mujer tenía un rol secundario en la música tanto como en la vida.
Clara Wieck Schumann es conocida, fundamentalmente, como una de las primeras grandes figuras femeninas de la interpretación pianística. Como la niña prodigio, como la intérprete virtuosa. Otros la reconocen como «la esposa de Robert Schumann».
Pero Clara Wieck fue además (y sobre todo) una gran compositora. Su carrera creativa fue corta, compuso alrededor de 67 obras para piano solo, canciones para voz y piano, música de cámara, orquesta y música coral a capella.
Su talento en la composición nunca llegó a desplegarse en su máxima expresión debido a los interminables obstáculos (la muerte prematura de cuatro de sus ocho hijos, la delicada salud mental de su esposo) que tuvo que sortear; siempre luchando, siempre en pie.
Fue Clara quien llevó adelante la obra de su marido que, tras un accidente doméstico, se lesionó gravemente una mano, impidiéndole seguir adelante con su carrera de concertista. Fue ella la que llevó adelante la edición de su obra, la que tocaba en público sus composiciones, siempre recibiendo los más altos honores, la que -en los momentos más desesperantes- hizo giras interminables por todo el continente europeo para expandir la música de su marido y para mantener a su familia.
Considerada por el público europeo al nivel de Franz Liszt o Sigismund Thalberg, y admirada por personalidades como Goethe, Félix Mendelssohn, Frederic Chopin, Johannes Brahms y Niccolò Paganini; Clara Schumann -una de las pocas mujeres cuyo arte se mantuvo en el relato de la Historia de la Música- es sin lugar a dudas el ejemplo del inmenso potencial artístico ensombrecido y censurado por el patriarcado imperante de la época.
Homenajeamos a esta increíble artista haciendo un breve recorrido de su obra.
5 – 4 Polonesas para piano (1828-30)
4 – Concierto para piano en La menor (1835-36)
3 – Piano Trio en Sol menor (1846)
2 – Konzertsatz en Fa menor (1847)
1 – Variaciones sobre un tema de Robert Schumann (1853)
Bonus track: Selección de obras para piano
Por Caro Aliberti.
Querida Clara, la película que retrata la genialidad del romanticismo