Candide en el Teatro Coliseo, la vida es una moneda

Imagen de Candide en el Teatro Coliseo

La obra de Leonard Bernstein tuvo su estreno porteño gracias a la producción del Teatro Argentino de La Plata. Una ópera pop para celebrar el centenario del compositor norteamericano.

 

En épocas de oportunismos y falsa espiritualidad, la sátira filosófica de Voltaire está más vigente que nunca. El texto original, que el dramaturgo francés escribió para destruir el optimismo de Leibniz, fue reimaginado en formato operático por Leonard Bernstein a mediados de siglo XX y el libreto con el que se lo representa en la actualidad es de Hugh Wheeler. Esta cronología no es casual, estamos hablando de un mundo abatido por la Segunda Guerra Mundial y el discurso instrumental que defiende el “el fin por encima de los medios”. Una ideología que puede observarse en tatuajes contemporáneos de autoayuda (“Si sucede, conviene” y otras yerbas igual de nefastas).

 

Como si fuera alguna autoprofecía posmoderna, no hay una versión oficial del libreto de Bernstein. La obra se abre a un mundo de significantes que, en esta ocasión, y por decisión del Teatro Argentino de La Plata, fue anclado en la estética Pop Art. Jorge Ferrari dispuso en una escenografía remarcable y variada con el eje puesto en Lichtenstein y Warhol; el contraste de colores perfecto para un vestuario reminiscente -y a la vez paródico- de la American Way of Life.

 

 

A diferencia de muchas otras óperas, donde la “liviandad” es casi una mala palabra, Candide brilla por su falta de solemnidad y humor negro. Rubén Szuchmacher, director escénico, utiliza el absurdo como núcleo conceptual de una obra que se burla sardónicamente del silogismo direccional. La comedia se canaliza a través del barítono Héctor Guedes, en una triple interpretación que incluye a Voltaire, Dr. Pangloss y Martin. Su actuación, junto a la de Oriana Favaro (Cunegonde) y Eugenia Fuente (La Vieja), descollaron como las mejores performances de la velada. El resto del reparto estuvo a la altura, principalmente el tenor Santiago Martínez, quien encarnó al joven e ingenuo Candide con soltura y carisma. Lamentablemente, ya sea por la acústica del lugar o diversos desajustes de la dinámica orquestal, las voces se escucharon lejanas en los asientos del Coliseo. No obstante, Pablo Druker, llevó adelante una dirección enérgica y con un alto profesionalismo acorde a sus instrumentistas.
 

 

Candide se despide este sábado 24 de noviembre y nos deja pensando que, en verdad, sin música, este sería el peor de los mundos posibles.

 

Por Iván Gordin.
 


Ficha técnica

Director de orquesta: Pablo Druker

Director escénico: Rubén Szuchmacher

Orquesta y Coro Estables del Teatro Argentino de La Plata

Con Héctor Guedes, Santiago Martínez, Oriana Favaro, Mariano Gladic, Eugenia Fuente, Rocío Arbizu y elenco.

Fotografías: Enrico Fantoni.

 

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