Canciones para mi vida: Nito Mestre

Nito Mestre en el concierto del Teatro Ópera con la orquesta de Neuqén

Ph. Fundación BPN

Entrevista a Nito Mestre luego del concierto en el Teatro Ópera que celebró los cincuenta años de «Vida», el primer disco de Sui Generis.


Nito Mestre
cerró el 2022 de forma muy especial en Buenos Aires j
unto a la Orquesta Sinfónica del Neuquén. El músico -la otra mitad del legendario dúo Sui Generiscelebró cincuenta años de trayectoria en un Teatro Ópera colmado y emocionado.

Aquí, detalles de esa noche, el futuro y el repaso por momentos de una vida cargada de experiencias que construyeron gran parte de nuestra música popular.

Por Natalia Cardillo

-Setenta años de vida, cincuenta de carrera y de “Vida”, el primer disco de Sui Generis; un año repleto de celebraciones. ¿Qué sentimientos anduvieron por allí dando vueltas?

-Es muy lindo porque el año empezó de forma extremadamente tranquila con la pospandemia. Volví a tocar justamente con la Orquesta del Neuquén el 2 de abril por el Día de Veteranos de Malvinas e hicimos otro repertorio, más sinfónico, con otros temas acústicos. Me encantó la orquesta y entonces, al poco tiempo, comenzamos a planear el show que realizamos el 19 de noviembre. Estuvo repleto de gente y sonó divino, cosa que a veces es difícil al ensamblar la orquesta con la banda.

A mitad de año toqué en Perú, Mendoza, Santiago del Estero, Tucumán, Colombia y más. Allí filmé el programa Rock and Road y ahora estamos grabando los últimos capítulos del año una vez que terminé lo del Ópera.

-Muy activo. Y en este concierto fue tanta gente que muchos quedamos afuera.

-Sí, nos llamó la atención. Además, había muchos otros shows ese día, ese mes y el 20 comenzaba el Mundial de Fútbol; traer a la orquesta y disponer de toda la técnica es algo que lógicamente se hizo tiempo antes. Desde afuera parece un lío el hecho de montar los micrófonos para todos, las pantallas; lleva todo un gran trabajo en el que no puede fallar una pieza. Ni pensé en que pudiera fallar, elegimos a los mejores, con los que mejor nos llevamos.

-Fue algo que fluyó de entrada. Y el año ameritaba cerrarlo de esa manera, con este festejo.

-La Orquesta del Neuquén tiene algo que es que todos los músicos son muy amables, les encantó el desafío de abordar esos temas del rock argentino con los que muchos de ellos se criaron. También es fanático el director, Andrés Tolcachir, un capo que dirigió en Berlín, Estados Unidos y hace dieciséis años qué está con la orquesta. 

El gobierno de Neuquén apoyó mucho, de hecho, están creando alrededor de cincuenta orquestas juveniles en la provincia. Está bueno apuntar a eso para que los chicos ocupen su tiempo con la música.

Nito Mestre sentado con la guitarra en un campo
Ph Pablo Munne
-Volviendo al tema de la fusión, cada vez se va dando más esto de juntar la música popular con la académica, con lo sinfónico y está muy bueno.

-Hay muchas cosas hechas así que rinden y otras que no salen. Estuvo el caso de Serrat (Joan Manuel), donde lo preferí a él solo con su banda porque los arreglos quedaron muy tranquilos y tiraban para abajo.

En el Ópera hicimos veintinueve temas con otro tipo de arreglos, la orquesta y la banda. En realidad, canté unos setenta temas porque la orquesta quería pasar todas las canciones y más la prueba de sonido, temas extras, los invitados, me pasé ese día cantando (risas). Pero fue bárbaro, yo venía muy entrenado de la voz y además camino ochenta cuadras por día para mantenerme bien, porque si no, no podés hacer esto. 

-Así se te ve, activo y bárbaro. Hablabas recién de los invitados; estuvo León Gieco, Raúl Porchetto, Juanse, Silvina Garré. En esa noche pasaste por todos tus trabajos y recorriste el disco «Vida», ¿cómo sigue el festejo de los cincuenta años de este primer gran trabajo de Sui Generis?

-Hace tiempo tengo varios formatos. Uno de ellos es acústico junto a cuatro músicos con quienes armamos un show donde voy recorriendo mi vida en canciones a voces. Suena muy lindo, con una voz femenina que armoniza muy bien con la mía; me gustan mucho las voces femeninas.

A Silvina Garré cuando la invité al concierto del Ópera le dije: «Debes cerrar conmigo esa noche, no toques en otro lado ese día, venite». La canción iba a ser Cuando ya me empiece a quedar solo, que habla de la fantasía que teníamos de jóvenes sobre quién nos iría a aplaudir en ese momento de madurez. Terminamos con ese tema y Silvina lloró, fue muy emotivo.

-Hablando de esta canción, ¿cómo ves hoy, en retrospectiva, toda esta vida tuya, tan llena de música?

-He pasado una vida agitada. Una de las primeras victorias es estar activo y con buena salud, eso es lo más importante para mí, me permite salir a tocar y genera una adrenalina que me hace sentir vivo. Viajar, estar con mucha gente, estar de repente con poca gente alrededor, que también es necesario; es una mezcla. La noche del Ópera me sentí en el living de casa pero con mil ochocientas personas más.

-¿Cómo continúa esta fiesta?

-Estamos pensando en armar algo en otras provincias. Y quiero hacer España en mayo, junio y otro teatro por acá en Buenos Aires. Estoy grabando temas nuevos, falta la mezcla. Tengo dos terminados con Sebastián Schon, el compañero de Cachorro López; dos más que estoy grabando con el productor de Abel Pintos; y ahora paro un poco, porque quiero descansar también (risas).

-Imagino. Merecido descanso, por todo lo que has hecho y por todo lo que se viene.

Igual, descanso dos días y al tercero ya estoy viendo qué hacer, me agarra el ataque de salir (risas). Lo que sí hago todos los días es cantar. Mi otorrinolaringóloga, la Dra. Dora Latourrette, me dijo que diariamente hay que cantar seis temas como mínimo, como los ciclistas con su bicicleta, es un trabajo diario. Además, estuve leyendo que, cuando uno se pone a cantar, es entrar en medio de un mantra que relaja; es un remedio cantar. 

Esos son los planes, y el descanso que seguro prontamente se verá interrumpido con algo (risas).

-Pero es bienvenido y se agradece. Pertenecés a los artistas que han fundado un movimiento que todos, desde nuestros lugares, seguimos acompañando y forjando. Ustedes han hecho posible que muchos se animaran a hacer música. A seguir agradeciendo y celebrando tantos años de música y vida.

-Ese es el mejor agradecimiento, el momento de la vida en el que uno ve y disfruta de lo que se hizo. Con veinte años de edad, en plena sesión de grabación, conciertos, corriendo como loco, no me detuve a ver si lo estaba disfrutando; sólo sucedía.

-Hablando con colegas tuyos, muchos de ellos también fundadores del rock argentino, coinciden en que ninguno llegó a ser consciente en ese tiempo de lo que estaban generando, de lo que iba a significar todo esto cuarenta o cincuenta años después.

-Por supuesto. La otra vez charlé con Juan Orestes Gatti, creador de grandes tapas históricas de vinilos como “Pappo´s Blues”, “La Biblia” de Vox Dei, etc.. Él vive en España y trabaja con Almodóvar y, cuando vino, me preguntó si me acordaba de cuando éramos pibes, en los setenta. «Estábamos como pibes de 5to. B», sueltos, inconscientes, más allá del peligro que andaba dando vueltas en esos tiempos, cerca nuestro. Hacíamos igual como adolescentes. Y tuvimos mucha suerte, la mayoría de nosotros, León Gieco, Raúl Porchetto, Charly (García), me alegra mucho que estén.

La versión original de la entrevista está incluida en la revista impresa MusicaClasicaBA #12


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