Es una mañana seca pero muy fresca en Madrid, cuando llego a la cita con Javier Camarena, en el hotel vecino del teatro donde estos días, canta zarzuela. Vestido de forma “casual”, destilan afabilidad sus inesperados ojos verdes cuando me dice, por recordarle que me dijeron que tenía media hora para la entrevista, “no hay problemas de tiempo, no te preocupes”.
Por Alicia Perris desde Madrid.
Esta es una pregunta evidente: De sus famosísimos “encore” en el Metropolitan de Nueva York, con “La cenerentola”, en el Teatro Real de Madrid, con “La fille du régiment”, ¿cómo lo siente? Solo hay tres tenores que lo han conseguido. Es un clásico de pregunta y se la habrán hecho muchas veces, lo siento…
En el Met también fue “Don Pasquale”, “La fille” también en Barcelona, en las Palmas…
¿El público va a los teatros especialmente a escuchar sus bises? (Risas).
Especificando aún más, en el Met fue inesperado, muy emocionante, muy especial…Lo que puedo decir es que hay una diferencia muy clara en la que se percibe el aplauso, la manera en la que el público aplaude: cuando se reconoce la calidad vocal, lo virtuoso que hayas sido, pero hay otro que es mucho más trascendental que se siente.
La atmósfera cambia por completo dentro de la sala que está llena de gratitud. Creo que uno como artista, como intérprete, lo que busca es que la gente reciba el mensaje que se envía no solo por los oídos, sino también por el corazón y cuando se toca esa parte, cuando se tocan esas fibras, entonces el público reacciona de una forma distinta. Y cada una de esas noches han sido así, tan especiales y sobre todo no solo la admiración, sino la manifestación de una real gratitud y es bello y es mágico vivir esos momentos.
Acaba de cantar con éxito “La favorite” en el Teatro Real, donde por cierto vuelve para cantar “Lucia” en junio y ahora da un recital de zarzuela, en un coliseo que vio cantar a tantos grandes como a Piero Cappuccilli, María Callas, Plácido Domingo, ¿cómo se siente, porque hay aquí una enorme tradición y el público que acude a La Zarzuela es un gran conocedor de este tipo de repertorio, es un desafío…
Claro que lo es, pero es bueno salir de la zona de confort. Lucia y Favorita son parte de este desarrollo que estoy haciendo hacia una lírica…
Que sigue siendo belcantista…
La zarzuela es otro temperamento…otra forma de expresión…
¿Más cerca de la música popular mexicana, peruana, hispanoamericana?
Por supuesto que ayuda mucho el idioma, pero no deja de ser puramente español y tiene este feeling, estas cosas con pasión, con entrega. Las romanzas que seleccionamos son de una belleza increíble.
Además cantar en español, lo he hablado con amigos cantantes, con expertos, es de una dicción complicada. No siempre se entiende bien, no siempre se sigue el texto…¿Cómo se las arregla?, porque hay idiomas que parecen hechos naturalmente para la música, como el italiano…
Yo creo que ese es un tema tabú y hay mucho de mito. Le corresponde a cada cantante responsabilizarse de hacer una buena dicción. Yo el francés no lo hablo, pero he procurado estudiarlo y antes de”La favorite” he trabajado mucho con una coach. Hay quienes dicen que nasalizo, pero, el francés, por ejemplo, tiene muchísimas nasales y yo quiero ser fiel a esa parte de la fonética, es obvio que lo voy a hacer nasal. No hay otra manera de hacerlo. En el caso del español, del castellano, me gusta cantar en mi idioma. Canté todos los géneros, ranchera, rock, hay que hacer las cosas bien, es eso.
En su repertorio sobresalen óperas del belcanto, Mozart, Verdi o compositores franceses como Gounod (”Roméo et Juliette”), Bizet, (“Les pêcheurs”), además tienes un álbum de Gounod…”La colombe”.
Sí, “La colombe”, es una ópera muy poco conocida, pero es preciosa. Una comedia muy fina, una obra cortita, pero muy bonita, los personajes están muy bien definidos, a mí me gustó mucho.
Otra pregunta habitual a los cantantes: ¿Cómo se plantea el futuro de su tessitura, en qué roles?, porque la voz va cambiando…los cantantes que yo he entrevistado me dicen: “Ahora canto esto, haré tal personaje cuando tenga tantos años, cantaré hasta que tenga determinada edad, o ese papel es para más adelante o no lo haré nunca”…
Yo no tengo ninguna urgencia por ir hacia un repertorio más pesado, hay mucho que probar en el repertorio belcantista. La gente tal vez solo conoce “Lucia” o las óperas más tradicionales, pero hay una tendencia ahora cambiante. No hace mucho hicieron “Rosmonda” en Inglaterra y yo sí que quiero hacer roles más líricos pero aún siempre en el belcanto. Seguir también con Mozart. He cantado “La finta”, “Così fan tutte”, “El rapto”. Es un compositor que a mí me fascina, sus serenatas para vientos, los conciertos para piano, la música sacra, las sinfonías.
Es bueno seguir conservando Rossini, que mantiene la voz flexible. En las futuras temporadas no hay tanto nuevo, “Puritani”, “La fille” otra vez, aunque esta no es una ópera que quiera hacer toda la vida, porque mi interés musical además está en otro lado. Si me la hubieran ofrecido hace diez años, pero ahora mi voz está en otro repertorio y, como bien mencionabas, la parte francesa, me llama mucho la atención.
Como la “grand opéra”…
Sí, pero voy por partes.
¿Cómo se pasa del repertorio lírico a la canción popular italiana, por ejemplo. Recuerdo “La danza” de Rossini, que cantas, o la música hispanoamericana o mexicana, porque parece para ti, “El ratón vaquero” es casi un himno… (Se ríe con una risa desenfadada y cómoda, creo que le gustó la pregunta). Es una maravilla de canción infantil y he visto un vídeo. El público se entusiasma de verdad.
En lo que respecta a la canción italiana no hay tantas diferencias, puedo recordar las canciones de Tosti, pero hablando del bolero, de la música ranchera, creo que hay que respetar un poco el estilo y la forma de cantar en cada uno de estos géneros. A mí me encanta cantar boleros y cuando lo hago no es como si estuviera en un aria de ópera, porque pierde su esencia. Con una ranchera pongo la voz impostada y todo, pero hay inflexiones del estilo de la canción de mariachis, que no puedo quitar, porque cambiaría su idiosincrasia.
En el caso del Ratón Vaquero, que es de un compositor, Francisco Gabilondo Soler, Cri-cri, igual. Era un compositor que escribió material para niños, pero no eran arias ni canciones, sino cuentos, porque a la vez que cantaba, las narraba. Entonces imponer la voz operística dentro de estos cuentos mancha y echa a perder lo que define al compositor, que era muy sencillo. “El ratón vaquero” es una de sus canciones más queridas, hasta la fecha, todos los niños conocen esta canción que ha trascendido más que cualquier otra. Así que, después de un concierto donde había hecho como 24 canciones y no había cantado esa precisamente, ya estaba yo dentro de las propinas, “El ratón” fue la que cerró el concierto y fue la apoteosis de la noche.
Todo el mundo la quiere y la disfruta y es muy lindo porque también dimos un concierto masivo en México, fueron como 25.000 personas, en un jardín grandísimo, los papás bailaban con los niños esa música, disfrutando y los abuelos. Es la magia que tiene la música y contestando más en concreto a tu pregunta, creo que es importante respetar las características de cada género y no simplemente imponer la voz.
¿Y el sentido del humor qué papel juega, (se ríe de nuevo sin cortapisas), porque “El ratón” tiene también una carga de profundidad, una segunda lectura. Y en la ópera, una “Fille du régiment” por ejemplo, no se podría hacer sin sentido del humor…
Bueno, habría dos vertientes, una la comedia, que lleva a la parte operística teatral, y la comedia es algo que he hecho desde el principio porque he estado muy involucrado en la tradición lírica bufa, con las óperas de Rossini, como “La italiana en Argel”, “Le comted´Ory”…
“Don Pasquale”…
“La cenerentola”, “El barbero”, “El elixir” y me encanta este tipo de obras. Me fascina hacer comedia.
Hay que ser también un buen actor.
Lo importante de hacer comedia es no ser chistoso, que lo que haga reír sea la situación por la que atraviesa un personaje que está viviendo tan seriamente como puede esa situación y es lo que hace reír al público. La situación es la que te hace reír.
En lo que se refiere a mis presentaciones, a mis conciertos, la gente que ha ido a mis conciertos en Sevilla, en Oviedo, sabe que me gusta establecer la cercanía con el público, en la ópera en cambio estás más lejos, “allá”, el concierto puede ser tan íntimo como uno lo permita y el sentido del humor, retomando el tema, para mí es fundamental. Y en el caso de la música de Cri-cri, donde hay muchas situaciones chistosas que se pueden contar, se trata de un escritor de monólogos, y hay que saber hacerlo.
¿Qué diferencia hay entre cantar en Europa, como en Berlín, Madrid, Zürich o en América, como en Los Angeles, Chicago, Washington, Nueva York o en el Teatro Colón de Buenos Aires? Como esta entrevista va para Música Clásica de Buenos Aires, estarán esperando sus noticias.
Lo del Colón fue especialmente bonito porque había mucha expectación, desde hacía unos 4 años tenía constantes preguntas en Facebook, en redes sociales sobre cuándo iba a cantar al Colón. Del concierto en Buenos Aires, que fue en julio, me enteré unos dos años antes.
Fue precioso porque el repertorio era una tentación. Bel canto, tradición francesa, Verdi, Donizetti, “Granada” de Agustín Lara y “Alma mía” de María Grever, acompañando a Gardel.
Cuando empecé a hacer guiños de que “posiblemente, dentro de poco”, me esperaban y luego, creo sin lugar a dudas, que mi velada en el Teatro Colón fue el mejor concierto que he dado, el mejor. Fue prácticamente perfecto, la relación con la orquesta, el público, mi propia ejecución, mi canto, todo fue perfecto en realidad. Fue una maravilla ver la reacción del público.
¿Te has sentido arropado, cuidado, allí?
Me acuerdo que empecé el concierto diciendo que estaba muy nervioso y era la verdad, estaba muy nervioso, muy emocionado, por estar en ese escenario tan importante, en la historia de la ópera…
Con un público inmisericorde, muy culto, muy preparado, pero que no tiene piedad, un poco como en los grandes teatros italianos, La Scala, los Regios, el de Parma, el de Torino…Pero a la vez es un público agradecido y muy apasionado si se hacen bien las cosas.
La del Colón fue una experiencia muy bella, estuvieron entregados y yo me fui de Buenos Aires con el corazón pletórico y el estómago lleno también porque la comida es deliciosa. Esa ensalada que hacen con palmitos y palta y esa salsa…es algo de otro mundo.
Su propina de “El día que me quieras” fue todo un homenaje a la cultura rioplatense, no?
Sí, sí, no era la versión más tanguera, y tampoco lo es la versión que yo escuché del propio Gardel. Es una letra y una música con mucho de nostalgia y de utopía, de ensoñación. Precisamente se trata de “El día que me quieras”, no es “ya me quieres”. Tampoco es “Si no me quieres me mato”, hay tantos tangos bastantes desgarradores, pero este arreglo que me hizo Dimitri, compositor ruso radicado en México, es muy parecido a la versión que hacía Alfredo Kraus.
En España Alfredo Kraus es una leyenda, justamente…siempre llorado, recordado. Y muchos siguen lamentando que no entrara en aquel conjunto de “Los tenores”, podrían haber sido “los cuatro tenores”, en realidad.
¿Con qué directores de orquesta se encuentra más cómodo para trabajar, porque el maestro que lo dirige en La Zarzuela es de Guanajato, Iván López Reinoso, y en el Colón, con otro compatriota como Enrique Diemecke. ¿Hay más feeling, más empatía?, bueno, además ha trabajado con muchos otros.
En el caso del Colón el maestro Diemecke es el director titular y realmente fue muy buena la colaboración, en el caso de Iván, es un director mexicano muy joven, contratenor también, muy buen músico, muy completo, con el que me gusta compartir por la confianza que puedo tener con él. Y eso es lo que a mí me gusta, trabajar con un director que no sea un dictador, sino que sea también que forma parte de un equipo y haciendo música con un artista que tiene su visión. Lo ideal es tener la posibilidad de hacer música en equipo.
¿Cómo se conjuga su carrera musical con una familia, porque tienes una familia?
Sí no es fácil, estamos en contacto todo el tiempo, hoy día tenemos la gran ventaja de estar a un click para hablar y vernos. Cuando me fui de México a Zürich donde vivo, un año que pasé lejos de la familia, apenas empezaban las videollamadas. Antes era carísimo, hoy con el teléfono, la tablet y en mi caso es importante, que mis hijos me vean y platicar juntos y además como vivimos en Zürich, tienen un programa de estudios en donde hay bastantes vacaciones.
¿Qué significado tiene para ti cuidarte y cuidar la voz? Nadas, por ejemplo, como los alumnos de José van Damm en “El maestro de música”, aquella película mítica? El planteamiento de la música como una forma de estar en el mundo, la realidad se percibe de otra manera, como cantante, como músico, la relación con el maestro, que es fundamental.
Sobre todo hoy día la carrera del cantante tiene una exigencia mucho mayor, todo va más rápido, nos desplazamos de un lugar a otro con rapidez. Hablabas de “La favorita”. Yo acababa de hacerla en Los Ángeles, son 9 horas de diferencia horaria, batallando porque en Estados Unidos usan mucho el aire acondicionado, a todas partes donde vayas te sientes como en un congelador, la sequedad, incluso en la misma sala, era realmente complicado. Es muy difícil. Yo estuve batallando mucho con eso.
Canté la última función el 28 de octubre, todo el 29 fue el viaje y también con el miedo a perder los enlaces en los aeropuertos. De Los Ángeles a Nueva York, vía Madrid, con retraso del vuelo, el miedo a perder la conexión y ahí ya empieza el stress. Llegué a las 8 de la mañana a Madrid y a ensayar a las 4 de la tarde. Parecemos atletas olímpicos, porque al final cantar es además una actividad física de alto rendimiento y hay que estar a la altura. Me gusta mucho caminar y es lo que más practico. Para la respiración, cuidar la alimentación, he tenido que dejar el picante mexicano de mi dieta. Pero, en vacaciones me desato.
Otra pregunta de música española, tienes un homenaje a Manuel García, el padre de las Malibrán y Pauline Viardot en el Festival de Salzburgo. A García, que es delicioso, lo canta además Cecilia Bartoli.
Estuve precisamente cantando en Sevilla y fue un homenaje a Manuel García. Canté dos canciones pero tampoco es tan conocido en esa ciudad. García vivió casi siempre fuera de España. Es un personaje muy interesante en cuanto a su vida como artista, su vida privada, como padre, para lograr esas maravillas de hijos, porque aparte de las dos mujeres tuvo un hijo que será un experto en otorrinolaringología. El que empezó con los estudios de las cuerdas vocales. El como personaje en la música fue relevante y tomar esta parte de la historia de la música fue muy interesante. Escribe una obra en Mexico, “Gitano por amor”, una en francés, “Florestan”, hay que ver cómo fue influenciado por Mozart y por la amistad que tuvo con Rossini. También ha sido un trabajo investigar sobre su música que no siempre es de fácil acceso.
¿Cómo te definirías como cantante?
Honesto y sincero. Me gusta ser así en todo lo que hago. El entregar mi canto tan limpio como sea posible, sin grandes manierismos, sin pasiones falsas. Lo que siento lo siento de verdad y trato de expresarlo también de acuerdo con lo que está escrito en la partitura. Sin imponer.
¿Fueron importantes para ti cantantes como Kraus, que ya mencionamos, Pavarotti o Richard Tucker, en cuya gala cantaste con Nadine Sierra? Hubo una larga época en que Tucker iba casi todas las temporadas a cantar al Colón y eran legendaria su prestación y el recibimiento del público. Aquí está bastante olvidado. ¿Cómo se define con respecto a estos artistas?
Mis influencias son Pavarotti y el maestro Francisco Araiza, sobre todo en el bel canto. De Richard Tucker conozco poco porque tenía otro repertorio. En cada uno hay algo importante que aprender, la elegancia, la sobriedad y la técnica impecable de Kraus, de Pavarotti el corazón, su sinceridad y entrega, del maestro Araiza, uno de los grandes tenores mozartianos de su tiempo, qué decir, sigue siendo mi maestro hasta la fecha. Se percibe cuando el cantante se desnuda y entrega algo más que la voz.
¿Qué espera de la vida Javier Camarena? Le hice una entrevista hace poco a MassimoCavalletti y decía, “Yo, seguir cantando” y también dejarlo a tiempo y también hacer otras cosas en la vida. (Camarena se lo piensa bien y responde).
Massimo Cavalletti, gran amigo. ¿Qué espero? Espero poder vivirla. Hoy día la música es mi profesión pero quiero trabajar para vivir y no al revés, a pesar de que es una profesión hermosísima y disfruto mucho cantando. Pero quiero en un futuro ser recordado no solo como cantante, quiero que me recuerden bien mi familia, mis hijos, no solo como cantante sino también como persona. Y espero vivir la vida al máximo y morirme satisfecho de haber aportado y aprovechado cada segundo, y vivirla intensamente.
A.P.: ¿Querrías agregar algo más?
Pues nada, que espero muy pronto volver al Colón, me fascinó la gente, la comida.
Y la vegetación, y los perfumes y el ambiente y los grandes espacios y los edificios, elegantes. Aunque tienen muchos problemas de todo tipo como tantos países en la actualidad y lo que visitan los turistas y la gente de paso, en general, es la parte más luminosa.
Espero de verdad volver pronto. Me enamoré de Buenos Aires, del Teatro Colón, de la gente, espero regresar para seguir cantándoles.
Muchas gracias por tu tiempo, Javier. Y nos vemos en tu concierto en el Teatro de La Zarzuela. Mucha suerte.