De película: música que perdura miles de años en cristales, una bóveda en el Ártico y una orquesta argentina seleccionada para la misión.
Desde hace 45 años, el Concierto de Brandemburgo n°2 de Bach podría tener oyentes desconocidos en algún punto remoto del espacio exterior.
En 1977, las naves Voyager 1 y 2 despegaron hacia los límites del sistema solar con un disco en su interior para que otros seres sean testigos de la diversidad cultural de la Tierra. Entre saludos en más de cincuenta idiomas, las grandes obras de la música occidental no podían faltar.
Actualmente, lejos de aquellas expediciones, un proyecto internacional apunta a resguardar en el interior mismo del planeta las producciones sonoras de todas sus regiones. Dentro de una montaña noruega, la bóveda de música global (Global Music Vault) también está destinada a otra civilización desconocida: el humano del milenio que viene.
Música libre de riesgo
Detrás de este proyecto, por supuesto, hay importantes organizaciones mundiales como Microsoft y el Consejo Internacional de Música de la UNESCO. El principal impulsor es ELIRE, un grupo de empresas que comercializa desarrollos para el área del transporte y, también, se preocupa por los datos almacenados digitalmente de la industria musical.
Para esto, el proyecto se desarrolla en el archipiélago del ártico Svalbard que ofrece protección por condiciones tanto naturales como políticas, mientras perduren. El terreno congelado permitió la construcción de otros almacenes como el Archivo Mundial del Ártico y la Bóveda Global de Semillas en esta zona que, además, se considera desmilitarizada.
¿Pero en qué soporte será almacenada la música? En pequeñas placas de cristal de cuarzo capaces de contener 100 gigabytes y soportar un horno a 500 grados. Microsoft desarrolla esta tecnología a través del denominado Proyecto Sílica para conservar datos “fríos”, es decir, archivos de gran valor a los que se accede con poca frecuencia.
Por lo tanto, el nuevo soporte representa una reducción del costo energético. Al estar diseñado para este almacenamiento específico, se graba la información mediante láser por única vez y no necesita actualizarse en factor de los cambios tecnológicos. De esta manera, se estima que puede durar más de mil años.
Selección de artistas
Si bien está planificado comenzar los almacenamientos en 2023, el sitio oficial de Global Music Vault publicó una primera nómina de contribuciones musicales y audiovisuales. Entre varias, figuran la performance de Stevie Wonder en los Premios Polar Music 1999 y obras del compositor neozelandés Douglas Lilburn.
El Consejo Internacional de Música seleccionó dos obras de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF: Harawi Ritual del director Alejandro Iglesias Rossi y Qhapaqkunap del integrante de la orquesta y docente Juan Pablo Nicoletti.
Recientemente, se estrenó el documental OIANT. Música para un futuro ancestral de Nacho Garassino, que sigue las presentaciones de la orquesta por el mundo con sus procesos de investigación y luthería. Algunos instrumentos de más de dos mil años fueron recuperados del Museo de La Plata mediante la impresión 3D y elaborados en arcilla.
Tranquilidad, habrá música por mil años más y, mientras tanto, El clave bien temperado tal vez brille en alguna estrella cercana.