PH: Marek Sucheki
De visita en Argentina Krzysztof Penderecki para dirigir un concierto con obras suyas junto a la Orquesta Sinfónica Nacional, MCBA pudo mantener una interesante charla con el gran compositor polaco.
Previo a la entrevista con el gran compositor polaco, una verdadera leyenda viviente y referente indiscutido de la creación musical de los últimos 60 años, pude presenciar los momentos finales del ensayo junto a la Orquesta Sinfónica Nacional.
Al ingresar en la imponente Sala Sinfónica del CCK -“Ballena Azul”- se encontraba ajustando detalles del “Concerto Grosso para tres violoncellos”, una obra de gran dificultad y virtuosismo, tanto para los solistas como para la orquesta. El Maestro repasaba pasajes breves dando indicaciones concisas, en tono amable y con gran seguridad, sabiendo exactamente lo que quería lograr de los intérpretes. De a ratos pedía más carácter y expresividad a los solistas, más volumen al oboe en el solo, articulaciones más marcadas al fagot y los contrabajos. Hizo transpirar a uno de los cellistas -notablemente nervioso a pesar de su vasta experiencia y capacidad-, en un pasaje con armónicos, extremadamente difícil, quien logró salir airoso recibiendo los clásicos “zapateos” de felicitación por parte de sus compañeros de orquesta, y la aprobación del compositor. Cada tanto, luego de repetir algún fragmento, el maestro decía en voz apenas perceptible “está muy bien”. Satisfecho dió por terminado el ensayo 15 minutos antes de la hora y procedió a sacarse fotos con los entusiasmados músicos.
Luego de presentarme, lo acompañé al camarín donde se sirvió un vaso de agua, se pusó un ligero abrigo y se sentó predispuesto a responder las preguntas. Atrás suyo, a escasos metros de distancia, se sentó su esposa, con quien lleva 50 años de casado, y quien se nota es además, su confidente y asistente personal. Ella escuchará atenta el reportaje y aportará datos, fechas y nombres a medida que lo crea conveniente.
¿Cómo se inició en la música?
Fue a través de mi padre que tocaba el violín. Era abogado, no era músico pero amaba tocar y por él es que yo soy músico. Fue así que me envió a un muy buen profesor de violín alrededor de los 6 o 7 años, luego también estudié un poco de piano, desde luego. Pero el violín fue mi primer acercamiento a la música.
¿Escribió sus primeras obras para ese instrumento?
Sí, porque durante la guerra (2° Guerra Mundial) no había partituras para comprar, ya que Polonia estaba ocupada por los alemanes. Mi padre tenía algo de música, pero yo empecé a escribir “Estudios” para mi mismo. Y luego para 2 violines para poder tocar con mi padre, esto es algo que recuerdo muy bien de aquellos primeros años.
¿Cómo fue crecer en ese período tan convulsionado de la historia?
Yo no pensaba en eso, para mí la música era lo más importante. Pasaba el día en la escuela, por supuesto; pero el resto del tiempo estaba tocando mi violín y luego componiendo. Además vivíamos en un pueblo muy pequeño de Polonia.
¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser compositor?
Desde el comienzo en que mi padre me insistía en practicar. Desde luego era un chico normal al que le gustaba jugar con sus amigos más que tocar el violín, pero él siempre me pedía que pasara 2 o 3 horas estudiando. Pero en mi tiempo libre además componía, así que desde el comienzo comencé a crear mi propia música.
¿Fueron importantes los premios que ganó?
Bueno, desde luego… siempre, y sobre todo siendo joven, es importante el reconocimiento, y ganar premios ayuda. Tuve suerte de ganar primeros premios toda mi vida de hecho.
¿Cómo era ser un compositor de vanguardia en un país comunista?
No comencé componiendo música de vanguardia. Al principio escribía música clásica “normal” en un estilo de mucho virtuosismo, como Paganini y otros compositores románticos. Esto fue hasta que me fui a estudiar a Cracovia, ya que vivíamos en una ciudad pequeña. Ahí comencé a aprender armonía y contrapunto, luego entré en la escuela de música, originalmente una carrera de 5 años pero que yo terminé en 2. Después fui a la Academia de Música y en ese tiempo pensé seriamente en ser un compositor. En Polonia en esa época no existía la “Vanguardia”, yo fui uno de los primeros y luego algunos más en Europa comenzaron a escribir esa música también. Hubo un festival de “Nueva Música” en Oslo en el año 1956, y lo que fue más importante para mí, se creó un Laboratorio de Música Electrónica. Yo estuve inmediatamente ahí porque estaba buscando algo nuevo, estaba aburrido de escribir lo mismo y quería hacer algo diferente. Esa experiencia abrió mis oídos a nuevas posibilidades.
¿Por qué siente la necesidad de cambiar de estilo tan a menudo?
Es una necesidad de no aburrirme de la misma música todo el tiempo. Yo puedo escribir en cualquier estilo, pero esto fue la búsqueda de encontrar uno propio. Al principio me interesaba poder componer al estilo del siglo XIX, y luego ir avanzando. Romanticismo, Siglo XX, Stravinsky, Shostakovich, a quien tuve la suerte de conocer, quien además realmente me influenció mucho cuando era joven y a quien considero uno de los más grandes compositores del siglo XX. Luego comencé a escribir mi propia música.
¿Cuándo sintió que había encontrado su propia voz?
Fue con la obra “Treno para las víctimas de Hiroshima”, con la cual gané una competición en Polonia y luego fue estrenada. Es de las primeras obras en utilizar y aprovechar las técnicas extendidas, al punto que uno ni siquiera puede distinguir, de a ratos, qué tipo de instrumentos están sonando. Desde ese momento sentí que había encontrado mi estilo. Existía un movimiento en esa época, no estaba solo. También fue una forma de protestar contra el régimen oficial y su forma de pensar el arte. En el período comunista todo estaba dirigido, el estilo oficial era el “Realismo Socialista”.
Fragmento del ensayo de Penderecki junto a la OSN en el CCK.
¿Cree que su música hubiera sido diferente de haber nacido fuera del bloque comunista?
Sí, de hecho ese es el motivo por el cual comencé a escribir Música Sacra, como estaba prohibida tenía que hacerla (risas). Alrededor del mundo los jóvenes siempre están haciendo algo “en contra de”. Recuerdo que al principio no querían interpretar mi música, no estaba permitido. Luego empezaron a hacerlo. Escribí mucha música para teatro y para películas cortas “Avangard”, había una escuela muy importante en Polonia para este tipo de cine, y a mí me pedían que escribiera música. En ese entonces el arte se desarrollaba más rápido que ahora, porque nosotros estábamos haciendo algo en contra del sistema oficial. Por eso nuestro arte y nuestra música eran muy populares.
También su música se interpretaba en otros sitios de Europa…
Yo tuve suerte de haber ganado todos los premios en una competición (primero, segundo y tercero). Luego todo fue mucho más fácil para mí. Me dieron permiso para viajar al Oeste, lo que no era fácil en esa época, y eso me permitió tener contacto con otros compositores como Luigi Nono, Stockhausen, Pierre Boulez, Bruno Maderna -fantástica persona-, pero yo escribía una música distinta a la de ellos. El “Trenody” sigue con vida y la música de Stockhausen, Maderna y otros, ha desaparecido completamente.
¿Por qué cree que sucedió esto? No es común para un compositor de música contemporánea tener tanto reconocimiento como el que tiene usted.
No puedo responder esa pregunta… mi música es diferente… no lo sé; quizás porque mi música es buena…(esta última frase la dijo con cierta ironía y no después de haberle insistido bastante).
Es una buena respuesta…(risas)
También tuve la suerte de que grandes músicos y amigos, interpretaran y encargaran mis obras, como Rostropovich, Isaac Stern, y más recientemente Anne-Sophie Mutter, entre otros.
¿Usted comenzó a dirigir debido a la dificultad que tenían los directores en interpretar su obra?
En realidad en esa época era bastante común que los compositores dirigieran sus propias obras por lo que comenzaron a invitarme de manera bastante regular.
¿Qué consejo le podría dar a los jóvenes compositores?
Hay que estudiar mucho. Algunos piensan que se puede componer sin necesidad de estudiar nada. Yo creo que es muy importante aprender contrapunto, algo que hacen muy poco en los conservatorios; fugas de Bach a 2, 3 y 4 voces, lo cual permite comprender y manejar distintas líneas simultáneas. También el estudio de Orquestación, conocer bien los instrumentos y sus posibilidades. Para mí es muy importante la forma y la estructura a la hora de componer.
¿Cómo ve el futuro de la música clásica?
Soy muy optimista. Hoy en día hay más festivales que nunca y uno puede llevar la música literalmente en el bolsillo.
¿Qué nos puede contar de su concierto en Buenos Aires?
Estaremos realizando el Concerto grosso N°1 para tres violoncellos y orquesta, el adagio de la Sinfonía N°4 y el Adagio de la Sinfonía N°3, en una versión para cuerdas que realicé especialmente para esta ocasión, así que es casi un estreno.
¿Cuál es el secreto de su vitalidad y energía?
No lo sé… tener una esposa insistente…(risas y tiernos «reproches» su mujer). Soy un apasionado de la música y la vida. Otra cosa que me gusta mucho es plantar árboles, tengo una verdadera colección en mi jardín.
Penderecki murió el 29 de marzo de 2020, a los 86 años.
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