Anecdotario: Boris Laures

2 de agosto de 2021
Notas

Periodista, productor y director escénico argentino. Tiene a su cargo programas de actualidad y transmisiones desde los más importantes teatros. Como productor ha recuperado más de 30 óperas en sus versiones originales. Además, dirige frecuentemente en países sudamericanos y en toda Argentina.

En nuestras primeras revistas impresas de MusicaClasicaBA teníamos una sección llamada «Anecdotario», en donde distintas personas del mundo de la música clásica recordaban distintos momentos de su carrera. Aquí compartimos las anécdotas de Boris Laures publicadas en la revista Nº2.

Los comienzos

En una época era tan feo lo que se veía en las óperas del Colón que yo iba a escuchar solamente y me quedaba en un costado casi sin mirar. Descubrí lo que era una ópera bien puesta cuando vino Giancarlo del Monaco, esto prácticamente me convirtió a mí en Régisseur. Al poco tiempo, mientras era jurado en un festival en Florianópolis, me encargué de la muestra final de “Madama Butterfly”, allí sugerí varias cosas para que no fuera la puesta tan estática. Al final de esta producción recibí muy buenos comentarios y una crítica muy buena de una revista francesa. Todo esto terminó provocando que me llamaran del Teatro Colón para estudiar. Así fue como me formé como Régisseur.

“Al mal tiempo buena cara”

El el año 2014 me llamaron para hacer las entradas y salidas de los cantantes en una función de concierto de “Rigoletto”, que era además un homenaje por los 45 años como Director de Dante Ranieri. Las expectativas estaban puestas en el encuentro entre él y el público. Los ensayos venían perfecto y todo estaba listo para la función. Pero hete aquí que Dante se equivocó en la medicación y finalmente no pudo asistir a la función. Sorpresivamente se encargó entonces de la dirección Mario Codena. Antes de comenzar la función salí a hablar con el público – batuta en mano – a hacer algunas bromas para relajar un poco la situación.

“No puedo ser crítico”

Yo quiero que la gente vaya a los espectáculos, es por eso que no pude trabajar como crítico y eso que lo intenté varias veces. Lo que para mí importa es generar la expectativa y preparar el acontecimiento, una vez que terminó una función estoy pensando en lo que sigue.

Pequeñas travesuras

Me encanta en los ensayos poner el aire en 17 grados en pleno invierno y en verano la calefacción. Vivo haciendo bromas.

Bloopers en la ópera

A José Carreras, que no le gustaba actuar, le pasó en una función que al sacar el puñal para matarse, se le cayó en la platea así que se terminó matando con un golpe en el pecho. (“Lucía de Lammermoor” 1982).

Dario Schmunck, cuando era chico, en una función de “La Traviata” en La Plata, venía bajando una escalera junto a dos chicas y se pegaron un golpe tremendo, lo peor fue que no se podían levantar de la risa.

Estábamos ensayando “Romeo y Julieta” y una espada se cayó al foso de la orquesta, por suerte fue entre dos violonchelistas y no hubo heridos.

En el año 2000 hicimos un concierto-protesta de 24 horas en el Teatro Roma. Todos estábamos muy expectantes por la transmisión satelital del concierto más largo de la historia. Al llegar el concierto de música de cámara a las 11 del mediodía, el piano hermoso que nos habían prestado se empezó a mover en el escenario. Fernando Albinarrate con el impulso al tocar iba moviendo de a poco el piano, ya que el maquinista había olvidado ponerle la traba.

Otra vez en una ópera con una escenografía muy cerrada, un corista quedó encerrado y de repente tuvo que romperla para poder salir, así fue que “la escenografía parió un señor”.

La gran Toscanini

El maestro Toscanini fue el primero en ser exacto, entre otras cosas, con los tempos. Llamaba mucho la atención como sus funciones tenían la misma duración. Un crítico, que no sabía qué poner, escribió que todo era perfecto salvo los cornos en el segundo acto. Resulta que Toscanini leyó la crítica y se enfureció completamente ya que en ese cuadro no había cornos. Cuentan que el afamado director corrió al crítico con la partitura para que le muestre dónde estaban los famosos cornos.