Emplazado en obras de Tchaikovsky y la escuela rusa, el Festival Konex se llevó a cabo del 3 al 7 de noviembre en la Sala principal de Ciudad Cultural Konex.
Por Sabrina Abalo.
El Festival Konex abrió con la primera función a beneficio de la Fundación Rotariana donde se tomaron algunos minutos como antesala para el reconocimiento y entrega de premios de algunas personalidades que colaboran permanentemente con la Fundación.
Luego se dio paso a Escalandrum, sexteto liderado por Daniel “pipi” Piazzolla que con humor elegante entre obra y obra,fue comentado algunas particularidades de las mismas. El armado y los arreglos para esta ocasión estuvo a cargo del pianista del grupo, Nicolás Guerschberg .
Escalandrum es un grupo sólidamente conformado, de larga trayectoria y así quedó demostrado arriba del escenario. Cada una de las versiones de las obras programadas tuvieron sus momentos de lucimiento personal para cada integrante; que se llevaron a cabo dentro de una frondosa y permitida licencia, la cual ellos mismos proclamaron haberla hecho con mucho respeto por la versión original del compositor.
Hubo algunos excesos de sonido que no permitieron un buen balance a la hora de escuchar algunos instrumentos solos, como en el caso del clarinete bajo: una amplificación desmedida que provocó una suciedad permanente en la escucha.
Fuera de programa se escuchó una muy buena versión adaptada de “Ochi chornia” (ojos negros) Canción popular rusa.
La gala continuó con la presentación de la Camerata Bariloche, formación de indudable trayectoria y reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional.
Con Elías Gurevich como concertino y una sutil dirección del grupo y arreglos de las obras a cargo de David Bellisomi, la Camerata realizó un extenso recorrido por las obras rusas con un destacado y parejo dominio musical de toda la formación.
Pese también a la amplificación sonora que empañó algunos momentos, hubo un lucimiento individual muy importante y logrado entre la conversación del cello con el violín en el Capricho español (Fandango Asturiano), como así también en el valse de la Serenata para cuerdas. Lamentablemente desde la mitad de la sala todas las sutilezas sonoras que existen en este movimiento no se pudieron apreciar.
Bis: tocaron nuevamente “Alborada” primer movimiento del Capricho español.
Las noches fueron tomando vuelo y sin lugar a dudas la presentación del reconocido pianista Antonio Formaro con la Orquesta Festival Tchaikovsky marcó un momento “cumbre” en el 6° Festival.
El escenario se llenó con una orquesta prácticamente completa en su formación tradicional (sin distancias, solamente unos paneles de acrílicos separando los vientos de las cuerdas como se viene haciendo por protocolo covid) y un piano de cola Yamaha con un muy buen sonido y afinación pareja (muy brillantes los agudos).
El concertino se detuvo en cada fila para ajustar la afinación de toda la formación de cuerdas tomando más tiempo del habitual, probablemente por la situación acústica del lugar. El comienzo del Concierto n° 1 para piano de Tchaikovsky, es uno de los más conmovedores que existen y se pudo percibir instantáneamente en manos de Formaro acordes llenos de consistencia, solidez, sonoridad quien absorbido completamente por la música tocó con la máxima expresión y detalle. La orquesta acompañó muy bien esta instancia, la llegada de la cadenza marcó el momento más intimista.
Es característico en Tchaikovsky finales de movimientos muy determinantes, lo que hizo arrebatar un aplauso espontáneo en el público, cortando drásticamente el clima.
Formaro es un pianista de larga trayectoria y con una sólida formación musical. Tocó uno de sus conciertos preferidos con total soltura, profundidad y respeto. Técnicamente se mostró impecable y se dejó llevar en todo momento por la guía del director, que cierra el Concierto con un abrazo muy convincente entre ambos.
Por su parte la orquesta sonó bastante pareja principalmente las cuerdas: primeros y segundos violines y contrabajos; un poco mas flojo fue el desempeño de los bronces en general atravesando una obra de gran envergadura como la 4° Sinfonía de Tchaikovsky. Sin embargo hubo un momento muy amalgamado en el Scherzo Pizzicato donde a pesar del sonido amplificado se notaron las sutilezas de este movimiento. Muy acertado y ajustado fueron los toques del platillo en el final. Carlos Vieu es un director muy avezado y supo llevar con definiciones muy claras a todo el grupo orquestal.
Con una sala más completa que el resto de las noches, le tocó el turno al violinista bahiense Xavier Inchausti que abrió el programa con una obra para violín solo de gran dificultad técnica: Paganiniana de Nathan Milstein (1903 – 1992).
Parado en el escenario sin ningún tipo de perturbación y con el dedo índice de su mano izquierda visiblemente “afectado” (rodeado por un vendaje) tocó junto con la Orquesta Festival Tchaikovsky el memorable Concierto en Re mayor Op 35. La melodía del primer tema de la exposición es uno de los mas sobresalientes de la literatura para violín e Inchausti lo ejecutó con firmeza y precisión.
La cadenza escrita en su totalidad por Tchaikovsky es la parte de mayor exposición para el solista, las zonas sobre agudas del instrumento sonaron realmente impresionantes y los pianísimos inmejorables.
Es indudable la técnica desarrollada por Xavier Inchausti a lo largo de su carrera pero aún sostiene un aplomo sobre el piso con mezcla de sencillez y timidez que quizás debería soltar y así desplegar todo su talento que lo tiene y mucho.
El concierto cierra con la Sinfonía N° 5 del compositor ruso, si bien todo el programa en general fue pretencioso, la orquesta en esta oportunidad desarrolló una mejor performance, sonó más equilibrada, se destacaron algunos instrumentos solistas, sobre todo el corno en el Andante Cantabile (2° movimiento), los vientos en general tuvieron un sólido desempeño, se notaron fuertes contrastes tímbricos y acentuados matices, manteniéndose de todos modos, el grupo de cuerdas como en el comienzo de la gala con mejor prestancia que el resto.
La temperamental batuta de Carlos Vieu logró mantener viva la Sinfonía en cada movimiento, siempre claro en sus entradas y en sus demandas, destacado fue el Final: Andante Maestoso – Allegro Vivace ( 4° movimiento) donde se notó sobre todo en los tutti una entrega total por parte del director que la orquesta correspondió justamente.
El 6° Festival Konex de Música Clásica, en esta ocasión dedicado a la música rusa con obras del genial compositor ruso Pior Ilich Tchaikovsky acompañado por Serguei Prokofiev, Nikolai Rimsky Korsakov, Modest Mussorgsky, Dmitri Shostakovich, Igor Stravinsky y Serguei Rachmaninov entre los más importantes, se desarrolló con muy buena recepción del público esperando poder asistir y disfrutar después de tantos meses sin actividad por la pandemia.
Las reseñas de la última función de gala, dedicada a la trilogía sobre los ballets de Tchaikovsky, El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente y Cascanueces que contó con la participación de primeras figuras de los Ballets Estable del Teatro Colón y Teatro Argentino de La Plata se podrán leer en el sitio web de la Revista Música Clásica Buenos Aires. www.musicaclasica.com.ar